Por Bosco Global
Son palabras de Romeo Salami, referente en Mali de la oficina de desarrollo de los Salesianos en la zona de África Occidental Francófona, que agradece el apoyo de todas la personas que están colaborando en la campaña “Frente a la pandemia, Solidaridad Global”.
El foco mundial de la pandemia se ha ido trasladando del corazón de la vieja Europa a África, América Latina, Estados Unidos, Rusia, India, etc. La OMS alerta que la pandemia está en plena aceleración y se muestra muy preocupada por las consecuencias sanitarias y de pobreza extrema que está generando en los colectivos más vulnerables.
Los Salesianos en Mali son muy conscientes de que su continente es de los que más sufrirán las consecuencias de la pandemia y, por este motivo, su objetivo es dar apoyo a los jóvenes y familias más vulnerables con las que trabajan.
“Instalar dispositivos para el lavado de manos en nuestros centros profesionales de Bamako, Sikasso y Touba garantiza la educación de los más vulnerables”, explica Salami.
Los centros educativos se cerraron algún tiempo, pero una vez el gobierno dio orden de apertura Salami explica que “gracias a la colaboración de Bosco Global hemos podido cumplir las medidas de seguridad requeridas en la mayoría de nuestros proyectos. Hemos repartido mascarillas a cada alumno y a toda la comunidad educativa, y puesto a su disposición geles de desinfección”.
La dificultad de aplicar las medidas de protección en contexto de hacinamiento
Aunque el virus no entiende de raza, ideología política ni religión, es cierto que los datos demuestran que la Covid-19 afecta menos a los colectivos con mejores condiciones sociales y económicas ya que tienen la posibilidad de exponerse lo mínimo al contagio.
Pero, ¿qué pasa en Mali donde la mayor parte de la población vive de los ingresos del día a día y no puede quedarse en casa confinada por mucho tiempo si no quiere morir de hambre? ¿Qué hacer cuando la mayoría de familias viven hacinadas y sin las condiciones mínimas de agua y saneamiento?
Salami se lo pregunta a diario y está convencido de que, a pesar de las dificultades, las campañas de sensibilización para respetar las medidas de seguridad son clave para mantener contenida la pandemia hasta que haya un medicamento o vacuna que la desactive.
“Estamos trabajando muy intensamente para sensibilizar a la población sobre las consecuencias de contraer la enfermedad y las medidas de protección necesarias para minimizar el riesgo de contagio. No es nada fácil hacerlo en el contexto de pobreza en el que trabajamos. Pero no hay opción, todos debemos ser conscientes de la responsabilidad personal para frenar el avance de la pandemia”, concluye Salami.