Quizás pueda ser ésta una frase que sintetice todo el proceso de cambio que está experimentando la escuela salesiana en España desde el pasado 2015. Ese año, coincidiendo con el bicentenario del nacimiento de San Juan Bosco, fundador de esta congregación, se celebra un Congreso Nacional de las 144 escuelas salesianasque supone el inicio de un proceso de reflexión con la finalidad de actualizar su tarea educativa. Un proceso enfocado a la actualización, ya que los principios pedagógicos del estilo educativo deben mantenerse, pero adaptándolos a las características de la sociedad de hoy y sus jóvenes.
En el marco de esta labor de actualización en el verano de 2019 se celebró un congreso de escuelas salesianas de la Comunitat Valenciana, Región de Murcia y Zaragoza bajo el lema ”Juntos somos más”, con el objetivo de asentar las bases de los presentes y futuros cambios metodológicos desde el humanismo cristiano.
Un enfoque finalista
El punto de partida debe estar basado en el modelo de persona que va a generar la acción educativa. Pues si bien es cierto que la diversidad es una riqueza de la sociedad y la escuela, deben existir unas bases de desarrollo que lleven al alumno a un auténtico crecimiento personal y profesional para que llegue a ser un “ciudadano feliz”. De ahí que hablemos de enfoque finalista poniendo al alumnado en el centro de todo el proceso educativo generando experiencias educativas memorables que construyan biografías. La finalidad debe ser un alumno que:
Se conoce, se valora, se cuida y desarrolla hábitos saludables.
Es capaz de comprender el mundo que le rodea, adaptarse con éxito a diferentes realidades y a los procesos de cambio que en ellas pudieran darse, desde un enfoque creativo, innovador y emprendedor, que le permite integrarse en el mundo laboral de forma constructiva.
Posee inteligencia intrapersonal para gestionar las emociones, así como interpersonal para establecer relaciones y vínculos afectivos positivos.
Tiene un adecuado conocimiento cultural que le permite interpretar el mundo con sentido crítico y participar en su desarrollo mediante nuevas creaciones culturales, artísticas y científicas.
Es capaz de comunicarse, trabajar en equipo y cooperar con los demás para ejercer una ciudadanía global activa y comprometida, basada en los valores de convivencia democráticos.
Desarrolla y vive su interioridad, se plantea preguntas y elabora respuestas personales que le permiten clarificar sus valores y sus creencias.
Ha experimentado una comunidad educativa con valores inspirados en el Evangelio y ha tenido la opción de encontrarse con Jesús y descubrir a un Dios personal con quien se puede relacionar.
Conoce y articula los principales contenidos de la fe cristiana.
Vive la vida con sentido vocacional, siendo capaz de discernir con un sentido ético. Una vocación de servicio a la sociedad de la que forma parte.