Este 22 de septiembre la Familia Salesiana recuerda a los beatos José Calasanz Marqués y Enrique Saiz Aparicio, sacerdotes salesianos, junto a ellos 93 compañeros mártires, fallecidos en la Guerra Civil, entre 1936 y 1938. Ellos recuerdan cómo, en la historia de la Iglesia, el martirio es signo de fecundidad.
Los mártires son 95: los de Valencia y Barcelona, encabezados por el Inspector José Calasanz Marques y 32 hermanos más; los de Madrid, liderados por Enrique Saiz Aparicio, sacerdote y 42 hermanos más; lo de Sevilla, junto al sacerdote Luis Torrero y 21 más. En el grupo de los 95 encontramos a 39 sacerdotes, 25 coadjutores, 22 clérigos estudiantes, 2 salesianas, 3 salesianos cooperadores (entre ellos una mujer), 2 seminaristas, un obrero y un empleado que pertenecía a la comunidad salesiana.
“Como ha sucedido al inicio de la difusión del cristianismo, así también en nuestro tiempo: la Iglesia se ha convertido nuevamente en Iglesia de mártires – Comenta Pierluigi Cameroni, Postulador general de la Causa de los Santos de la Familia Salesiana – El martirio es la participación viva y real al sacrificio de Cristo, casi una Eucaristía. En él se expresa de forma extrema aquella dimensión propia de la vida cristiana que todos debemos comprender, aceptar y asumir: ofrecer la vida. Por esta razón la vida cristiana está permanentemente abierta a un posible martirio”.
“La sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos. No nos desanimemos en las dificultades, afrontemos el futuro en su compañía”, concluye el postulador.