"Hay todo un mundo detrás de lo que se ve". Con estas palabras concluía el encuentro vocacional que se desarrolló en la comunidad propuesta de Elche “San José Artesano” durante los días 16 y 17 de marzo.
Al encuentro concurrían jóvenes de la casa de Elche, Alcoy San Vicente y Sevilla Bartolomé Blanco. Un grupo no muy numeroso, pero auténtico, con ganas de encontrarle sentido a sus vidas, de ser valientes a la hora de tomar decisiones que no están de moda.
"Hemos estado cuatro salesianos religiosos acompañando el encuentro, cada uno con nuestros estilos y formas, cada uno en diversos momentos de nuestros caminos vocacionales. Pero todos a una con Jesús y con el proyecto que Dios tiene para cada uno de nosotros. Ha sido una enorme riqueza que personas como Jordi Tarrazó, Paco Jaldo o Norbert Mamba hayan podido hacerse presentes para compartir sus vidas con honestidad, sin rollos, sin engañar a nadie, con la verdad por delante. Agradezco a estos hermanos su presencia y disponibilidad", compartía el salesiano Manolo Hurtado, coordinador del encuentro.
La línea que ha guiado el encuentro ha sido la vida de Don Bosco con la reflexión sobre sus dificultades, sus dudas, su fe y su entrega. "Como todos nosotros, Don Bosco también fue un joven que quería ser feliz y, precisamente por eso, escuchó a Dios, dijo sí al proyecto que el Señor tenía para él y entregó su vida a la porción más delicada de la sociedad: la juventud pobre y abandonada", compartían.
Con estas claves se fueron desgranando ideas y reflexiones que resultaron muy útiles para echar una mirada a la propia vida. "También nosotros somos jóvenes que queremos ser felices y empezamos a percibir que lo que nos vende la sociedad no es lo más adecuado para lograrlo", explicaban.
Un día y medio de intensa reflexión, de sincera oración, de compartir vida y fraternidad, y de soñar despiertos con una vida auténtica, real, sin rollos ni montajes, una vida de entrega a los demás con el estilo de Don Bosco. Una vida, en definitiva, feliz. "A vivir este fin de semana redondo nos ha ayudado la comunidad salesiana de Elche que nos ha acogido con los brazos abiertos, como siempre. Y con la presencia constante de su director, Miguel, la eficacia de Álvaro resolviendo todas las dificultades logísticas que ha podido presentarse, Francesc en San Rafael haciendo de Cicerone y pendiente de todas las actividades allí realizadas, el testimonio de Luisfer y Antonio, y los zumos de Frumen. ¡Hemos vivido tal experiencia que ninguno de los invitados quería irse al final del encuentro!", compartían.
"Demos gracias a Dios porque sigue habiendo jóvenes con ganas de tomarse su vida en serio, con ganas de no dejarse engañar por las modas pasajeras del momento y con ganas de preguntarse, no qué quieren ellos, sino qué quiere Dios de ellos. Un auténtico regalo", concluían desde la organización del encuentro.