Rodrigo Muñoz Avia (Madrid, 1967), con la novela El signo prohibido, y Care Santos (Mataró, Barcelona, 1970), con la novela original en catalán, Mentira, son los ganadores de la XXIII edición del Premio EDEBÉ de Literatura Infantil y Juvenil.
Las dos obras premiadas enlazan directamente con la realidad, a veces muy dura, de los niños y los jóvenes, y son un homenaje a la literatura.
Hacía cinco años que Rodrigo Muñoz Avia no escribía para niños. No tenía una idea clara hasta que la figura del gran escritor George Perec le sugirió la historia.
Aunque el ser humano no puede cambiar la realidad, sí podemos cambiar y jugar a nuestro antojo con el lenguaje como hizo George Perec. Luchar y revelarse por una causa a través de las palabras es precisamente la eficaz herramienta que utiliza Jorge, el joven protagonista de El signo prohibido.
Ha desaparecido misteriosamente su mejor amiga, Aleksandra, y hasta que regrese o la encuentre ha decido omitir la letra «A». No será fácil el desafío, la protesta de esta novela intrigante, bien urdida, sobre la amistad, el amor y las ausencias, y con un protagonista muy poderoso: el lenguaje.
También hacía tiempo que Care Santos deseaba escribir una historia sobre el trato que reciben por parte de la sociedad los jóvenes criminales. Es un tema difícil de abordar, más si pensamos en estas edades. Con la premisa de que hay solución cuando el delincuente es un menor, la escritora aborda el día a día de los jóvenes marginales, abocados en la mayoría de los casos a la delincuencia y a la cárcel.
Mentira es la historia de Xenia, una joven que estudia Bachillerato y se enamora, no de un chico de su entorno sino de un fantasma, de una voz surgida de Internet con la que comparte su pasión por la lectura. Intentará un encuentro, pero la identidad del joven es falsa, no existe. ¡Es mentira!
Un paquete inesperado le desvelará la identidad del muchacho con quien ha compartido sus más íntimas emociones. Proviene de la cárcel de menores y contiene la historia de un asesino. Mentira es un relato impactante, que intriga, arrastra y finalmente noquea al lector, rompiendo esquemas y prejuicios.
345, procedentes de todo el Estado español y también de diversos países de América Latina, confirman la consolidación del premio, como lo hicieron La isla de Bowen, de César Mallorquí, y Palabras envenenadas, de Maite Carranza, galardonadas con el Edebé, que posteriormente fueron también distinguidas con el Premio Nacional 2013 y 2011, respectivamente, concedido por el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes.
Han participado en la nueva edición 205 obras en la modalidad infantil y 140 en la modalidad juvenil, escritas en castellano (314), catalán (20), gallego (8) y vasco (3). Esta es quizás una de las principales singularidades del Premio Edebé: que originales en las cuatro lenguas optan en igualdad de oportunidades.
El Premio Edebé cuenta con una dotación económica total de 55.000 euros (30.000 e para la obra juvenil y 25.000 e para la obra infantil).
Fueron ganadores de la edición anterior David Nel·lo, con La historia del señor Rutin, y Pedro Riera, con La tumba de Aurora K.