Por ANS.
Después de la Lumen Fidei (2013) y la Laudato Si’ (2015), el sábado pasado 3 de octubre el Papa Francisco entregó al mundo su tercera encíclica, la segunda con un corte “social” y claramente inspirada a partir del título por el Pobrecillo de Asís, de quien el Papa ha tomado también el nombre. Se trata de una encíclica de amplia mirada, que está dirigida no solamente a los católicos, sino también a los exponentes de otras religiones, a los no creyentes y a las personas de buena voluntad.
Fratelli Tutti no es un elemento singular en el magisterio del pontífice argentino, sino más bien el fruto maduro de un largo recorrido. “Los temas relacionados con la fraternidad y la amistad social estuvieron siempre entre mis preocupaciones … He querido recoger en esta encíclica muchas de esas intervenciones colocándolas en un contexto más amplio de reflexión” indica el Papa en el exordio.
En particular el texto fundamental para entender la nueva encíclica y su alcance es el “Documento sobre la Hermandad Humana para la Paz Mundial y la Convivencia Común” que el Santo Padre firmó en Abu Dhabi con el Gran Imán Ahmad Al-Tayyeb, en el 2019, en lo que él mismo definió “no un mero acto diplomático, sino más bien una reflexión realizada en el diálogo y de un empeño común”.
En un mundo marcado por múltiples problemas y contradicciones – sueños quebrados y proyectos abandonados, cultura del descarte, falta de respeto de los derechos humanos, comunicación ilusoria…- se ha añadido de manera repentina la irrupción de la pandemia, volviendo evidente “la incapacidad de actuar juntos”.
Pero la mirada del Papa no se detiene solamente en tonos oscuros. Hay una camino para salir y pasa por la vía de la compasión y de la misericordia, pasa a través del ejemplo del Buen Samaritano, que “seguramente tenía programas para ese día… pero que fue capaz de poner todo aparte y delante de ese herido, mismo sin conocerlo lo ha considerado digno de recibir el don de su tiempo”.
Como el protagonista de la parábola, un samaritano, no se fijó en las diferencias entre él y la víctima, un judío, y así también hoy el Pontífice invita a todos a ampliar los propios horizontes “dando a la capacidad que tenemos de amar, una dimensión universal”.
La invitación del Papa, por lo tanto es la de que cada uno haga su propia parte: “No debemos esperarnos todo de quienes nos gobiernan, sería infantil”; para edificar un mundo abierto y marcado por la hermandad es necesario “iniciar desde abajo y caso por caso, luchar por lo que es más concreto y local”, conscientes de que “ existe un reconocimiento básico para cumplir si se quiere caminar hacia la amistad social y la hermandad universal: darse cuenta de lo que vale un ser humano, de lo que vale una persona, siempre y en cualquier circunstancia”.
La encíclica papal Fratelli Tutti se pone como un itinerario de marcha hacia el diálogo entre los pueblos y la misericordia entre los individuos, para construir una cultura de hermandad universal entre los hombres.
El texto integro de la encíclica está disponible en varios idiomas en la web del Vaticano.