El salesiano Francesc Riu es autor de numerosas publicaciones relativas a la educación, en 2016 publicó “Carta del papa Francisco” lectura de la encíclica Laudato si’ con jóvenes. A continuación explica los motivos que le llevaron a reflexionar sobre este tema y la importancia práctica que esta encíclica tiene para la sociedad en general y para nuestros jóvenes.
P. El Papa lamenta que muchos esfuerzos por salvar el Planeta pierden fuerza ante el desinterés y la indiferencia de las personas. ¿Crees que esta Encíclica ha conseguido poner en el punto de mira temas que hasta ahora se conocían pero provocaban una miraba hacia otro lado?
R. Sí, Francisco desea y espera que su Encíclica ayude a mucha gente de buena voluntad a tomar conciencia de la responsabilidad de todos en la ‘salvación del Planeta’. Ciertamente esa falta de conciencia se manifiesta en el desinterés y la indiferencia de muchas personas. El Papa denuncia el problema de fondo con mucha claridad: «La lógica que no deja espacio a una preocupación sincera por el medio ambiente es la misma lógica que no se preocupa por la inclusión de los miembros más vulnerables de la sociedad» (LS, 196). Y también: «Mientras unos solo están preocupados por los beneficios económicos, y otros se obsesionan únicamente por conservar o acrecentar el poder, lo que unos y otros nos dejan son guerras o acuerdos espurios» (LS, 198).
P.-A los cristianos, el Papa nos pide una conversión ecológica para cumplir con nuestra vocación de protectores de la obra de Dios. ¿Cómo crees que un cristiano puede llevar a cabo esta vocación de “cultivar y custodiar el jardín en que nos puso”?
R. Mira, voy a recordar solo tres breves frases del papa Francisco, sumamente expresivas. Son tres luces que alumbran el camino que debemos seguir:
— Primera. «La conciencia de la gravedad de la crisis cultural y ecológica debe comportar la adopción de nuevos hábitos» (LS, 209).
— Segunda. «Es muy noble asumir el deber de cuidar la creación con pequeñas acciones cotidianas, y es maravilloso observar cómo la educación puede provocar cambios reales en el estilo de vida» (LS, 211).
— Y tercera. «Los desiertos exteriores se multiplican en el mundo porque los desiertos interiores se han hecho más vastos» (LS, 217).
P.-Son muchas las casas salesianas de nuestra inspectoría que están llevando a cabo iniciativas para concienciar a los alumnos sobre el cuidado del medioambiente. Es el caso del Boscohuerto en Salesianos San Juan Bosco, los proyectos de Salesianos Alcalá de Guadaíra, la fotografía ecológica que están llevando a cabo en Salesianos Málaga o los proyectos de sostenibilidad de Salesianos Badalona, entre otros. ¿Qué otras iniciativas podemos llevar a cabo desde nuestras parroquias, centros juveniles o ambientes salesianos?
R. He aquí lo que pienso, aunque te parezca que me salgo por la tangente. Hoy la iniciativa más urgente consiste en convertir la encíclica del Papa en un instrumento de reflexión y debate con los jóvenes. Nuestro libro ha sido elaborado con esta finalidad, y me alegra mucho saber que ya está dando sus frutos. Los jóvenes tienen derecho a conocer el pensamiento del Papa para que puedan hacerlo suyo, y los salesianos debemos facilitarles el ejercicio de este derecho. Después las iniciativas surgirán espontáneas.
P.-Francisco afirma que los jóvenes se preguntan cómo es posible que tengamos la pretensión de construir un futuro mejor sin pensar en la crisis del medio ambiente y en los sufrimientos de los excluidos. ¿Cómo podemos hacer que los jóvenes se sientan protagonistas de este cambio para lograr un Planeta mejor?
R. No nos engañemos. No podemos pretender que los jóvenes emprendan ‘iniciativas ecológicas’ si antes no han logrado desprenderse de la mentalidad consumista, del egocentrismo, del materialismo y del inmediatismo que la cultura actual parece imponer a todos. Se trata de lograr un profundo cambio de mentalidad a través de la educación. Este es nuestro reto: «Hoy debemos afrontar un gran desafío cultural, espiritual y educativo que nos exigirá que juntos emprendamos un largo camino de renovación» (LS, 202).
