ESTUDIO DE LA PALABRA | CICLO B – XVIII DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO

26 julio 2021

Propuesta de Lectio Divina personal (o en grupo)

XVIII DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO Ciclo B (Jn 6, 24-35)

 

 

ORACIÓN

Creemos que estás en medio de nosotros, Padre, y en nuestro interior;

creemos que el Espíritu de tu Hijo nos impulsa.

Te pedimos que no dejamos de estar abiertos al Espíritu,

y que sepamos escuchar sus insinuaciones.

Que venga sobre nosotros tu Espíritu

que nos ayude a conocer más a tu Hijo

a través de la Palabra que ahora escucharemos.

(B) PASOS PARA LA MEDITACIÓN

  1. LEE…

¿Qué dice el texto?

Atiende a todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas. Para la comprensión del texto te pueden servir los comentarios que te ofrecemos a continuación.

Texto (Jn 6, 24-35)

En aquel tiempo, cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo has venido aquí?». Jesús les contestó: «En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a este lo ha sellado el Padre, Dios». Ellos le preguntaron: «Y, ¿qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?». Respondió Jesús: «La obra de Dios es esta: que creáis en el que él ha enviado». Le replicaron «¿Y qué signo haces tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Pan del cielo les dio a comer”». Jesús les replicó: «En verdad, en verdad os digo: no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo». Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de este pan». Jesús les contestó: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás».

Comentarios:

Comienza la explicación del episodio de los panes. Los que habían comido acuden a Jesús, deseosos de continuar en aquella situación de éxodo, que les aseguraba el sustento, gracias a la acción de un líder, sin esfuerzo propio.

Jesús les explica entonces que no basta encontrar solución a la necesidad material, sino que hay que aspirar a la plenitud humana, y esto requiere colaboración del hombre. Para ello, les propone en primer lugar la diferencia entre dos clases de alimento, que producen dos clases de vida, la pasajera y la definitiva. La condición para obtener la segunda es la adhesión personal a él, el Hombre sellado por el Padre.

Ante la exigencia de un prodigio semejante al del maná, el pan del cielo, para darle esa adhesión, Jesús repite la distinción en otros términos: el maná no era pan de Dios ni dio vida definitiva; ésta la da otro pan que tiene su origen en el Padre, que no cesa de llover sobre la humanidad, dándole vida. Ese pan es Jesús mismo, don continuo del Padre a los hombres, que hay que aceptar y comer por la adhesión a su persona, y que comunica incesantemente vida definitiva, que supera la muerte. Tal es el designio de Dios.

La perícopa comienza con una escena introductoria: la gente que se había quedado en la otra orilla del lago busca a Jesús (6, 22-24). Al encontrarlo, éste les advierte que su búsqueda es equivocada; los incita a trabajar por el alimento que dura, dándole adhesión a él como enviado de Dios (6, 25-29). La multitud, entonces, pone condiciones, pidiéndole una señal parecida a la del maná del desierto. Es Jesús el verdadero maná, el alimento que da vida al mundo y satisface toda necesidad del hombre. El deseo de ellos es ineficaz porque no quieren comprometerse con Jesús (6, 30-36).

  1. MEDITA…

¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?

Sugerencias:

¿Cómo hacer este paso de «lo perecedero» a «lo perdurable y eterno?”.

“Aceptar que Él transforme nuestros corazones de piedra, aptos para cálculos, en corazones capaces de saciar a la gente con la riqueza del amor y del servicio.”

                 –     “Señor, danos de ese pan”

                 –     “Yo doy vida al mundo”

  1. CONTEMPLA Y REZA…

¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios… 

Sugerencias:

Señor, gracias por ofrecerte como alimento.

Perdona mi materialismo y mi interés al valorar más

lo que me das que a Ti mismo.

  1. ACTÚA…

¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza? 

  1. COMPARTE…

Si la Lectio se hace en grupo, podéis compartir con sencillez lo que cada uno ha descubierto, para enriquecimiento del grupo.

  1. DA GRACIAS…

Puedes acabar este momento con una oración: expresa a Dios lo que has vivido, dale gracias por lo que te ha manifestado, y pide al Espíritu que te haga pasar de la Palabra a la vida.

 

Gracias, Padre, por lo que me has revelado con esta Palabra.

Ayúdame a progresar en el conocimiento de tu Hijo, Jesús,

y hazme dócil a la acción del Espíritu en mi vida.

 

Fuente Oración: Evangelio al dia 2020 Ed. CCS

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