Creemos que estás en medio de nosotros, Padre, y en nuestro interior;
creemos que el Espíritu de tu Hijo nos impulsa.
Te pedimos que no dejamos de estar abiertos al Espíritu,
y que sepamos escuchar sus insinuaciones.
Que venga sobre nosotros tu Espíritu
que nos ayude a conocer más a tu Hijo
a través de la Palabra que ahora escucharemos.
¿Qué dice el texto?
Atiende a todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas. Para la comprensión del texto te pueden servir los comentarios que te ofrecemos a continuación.
Texto (Mc 6,1-6)
En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: – ¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí? Y esto les resultaba escandaloso. Jesús les decía: – No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa. No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.
Comentarios:
La enseñanza en parábolas y la actuación prodigiosa en torno al lago de Galilea culminan con el retorno de Jesús a su tierra: Nazaret. Parece como si ahora quisiera preocuparse de quienes antes andaban preocupados por él. Haciendo uso del derecho que tenía todo israelita adulto, Jesús entra el sábado en la sinagoga y se pone a leer y comentar la Escritura. Los habitantes de Nazaret quedan asombrados. ¿De dónde le viene a éste todo esto? Es una reacción normal. Es precisamente el interrogante que Jesús quería suscitar y en torno al cual gira todo el evangelio de Marcos. Pero aquellas gentes se apresuran demasiado en buscar una respuesta y la encuentran en una dirección equivocada. ¿No es éste el hijo del carpintero? Su asombro termina así en escándalo e incomprensión. Es el escándalo y la incomprensión de quien se niega a reconocer a Dios en lo conocido y cotidiano. Miran, pero no ven; oyen, pero no entienden (véase Mc 4, 12). Así se concluye la segunda etapa del ministerio de Jesús, que hace recordar el final de la primera. Los discípulos acompañan al Maestro en estos momentos y no podrán menos que aprender una importante lección: allí donde uno esperaría encontrar aliento, coraje, participación, puede encontrar indiferencia e incluso hostilidad. Los hombres prefieren no pocas veces renunciar a Dios antes que a la imagen que se han forjado de él.
2. MEDITA…
¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?
Sugerencias:
“El profeta cristiano aun “fuera” se mantiene sereno; no tiene miedo a la soledad; vive de la palabra silenciosa y ardiente de Dios.”
“Jesús no se bloquea por el rechazo, en Él la vocación profética es más fuerte”
– “Tu palabra es vida”
– “Tú eres el camino”
3. CONTEMPLA Y REZA…
¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…
Sugerencias:
Señor, que todo lo haces nuevo.
No dejes que “esté de vuelta”, ni de ti ni de los demás.
Tú, en los demás, en los ya conocidos, te haces novedad y respuesta.
Perdona mis desprecios e insiste, a tiempo y a destiempo con misericordia.
4. ACTÚA…
¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?
5. COMPARTE…
Si la Lectio se hace en grupo, podéis compartir con sencillez lo que cada uno ha descubierto, para enriquecimiento del grupo.
6. DA GRACIAS…
Puedes acabar este momento con una oración: expresa a Dios lo que has vivido, dale gracias por lo que te ha manifestado, y pide al Espíritu que te haga pasar de la Palabra a la vida.
Gracias, Padre, por lo que me has revelado con esta Palabra.
Ayúdame a progresar en el conocimiento de tu Hijo, Jesús,
y hazme dócil a la acción del Espíritu en mi vida.
Fuente Oración: Evangelio al dia 2024 Ed. CCS