Cada año por esta época circulan en los medios informaciones sobre un torneo de robots caseros hechos con piezas de Lego que alumnos de colegio programan para que lleven a cabo determinadas misiones sobre una mesa diseñada para la ocasión –campos de piezas, así se les conoce. Organizados en grupos, los estudiantes trabajan desde finales de octubre para dar vida a un robot rayano en lo posible en la perfección, lo cual, en el contexto de la First Lego League –en cualquier contexto robótico, en realidad– significa crear una máquina obediente, programada para cumplir a cabalidad sus funciones.
Para entender los niveles de adrenalina que pueden llegar a circular en torno a una jornada de competición de la First Lego League –y concretamente en torno al campo de piezas, el césped, la cancha, el campo de juego, el lugar donde lo importante ocurre– hay que comprender que los equipos llevan 10 semanas más o menos preparando el gran momento, y que el gran momento dura dos minutos y medio; que el gran momento, además, está siendo filmado y retransmitido en directo a través de una pantalla gigante para un hormigueante público que va entrando y saliendo del auditorio al vaivén de no sé sabe muy bien qué –lo que pone nervioso a cualquiera–, y que hay un entusiasta locutor con un micrófono pegado al rostro que narra con espíritu deportivo (de cabina de estadio, casi a la espera de un gol) eso capital que ocurre en la mesa de competición; y por supuesto, que los competidores se lo han tomado en serio, muy en serio. Les gusta competir, pero más les gusta competir y ganar. Robot nuestro, parecen decir sus plegarias: no nos falles.
De esos ingredientes estaba hecha la mañana del sábado 3 de febrero en el Campus Diagonal-Besòs de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), concretamente las salas y los pasillos del edificio de la Escola d’Enginyeria de Barcelona Est (EEBE); el relativamente nuevo edificio levantado justo entre el Fòrum y La Mina. Allí tuvo lugar uno de los 33 torneos clasificatorios que la First Lego League lleva a cabo estos días en España, torneos cuyos ganadores se verán las caras en la final que tendrá lugar en marzo en Logroño. Teniendo en cuenta que las sedes de las clasificatorias acogen a los equipos del entorno geográfico inmediato, la jornada en la EEBE, además de las habituales sal y pimienta de unas justas normales, tenía un componente especial: alrededor de la mitad de los equipos estaban allí gracias a las becas otorgadas por primera vez vía el Plan Social de la Fundació Scientia, entidad promotora de la First Lego, “para potenciar el talento de chicos y chicas provienentes de entornos desfavorecidos”, según el comunicado del evento. Equipos como el Pes La Mina. Equipos como La Mina Team.
“¡Estamos a punto de vivir un derbi, el derbi de La Mina!”, anuncia el locutor hacia el final de la mañana. Y ahí están, de un lado de la mesa La Mina Team, del otro lado el PES La Mina. El primero es un equipo formado por alumnos del Institut Escola Sant Adrià de Besòs y capitaneado por el ingeniero aeronáutico Jacob Cortés, gitano de La Mina contactado en su día por la Associació Gitana de Joventut, Igualtat i Progrés para hacerse cargo del equipo. El otro está formado por alumnas del programa Aula d’Estudi, un proyecto de refuerzo escolar que la Plataforma d’Educació Social Salesiana lleva a cabo en el barrio. “Para nosotros es una excusa más para educar en valores, que es lo que nos interesa”, explicaba el entrenador, David Picó. Ambos entrenadores estaban de acuerdo: es una gran oportunidad. Para educar en valores, para despertar vocaciones científicas, para enseñar a competir. Para enseñar, en general: como cada año, la First Lego se centra en un tema científico en concreto del que cada equipo debe hacer un trabajo y defenderlo ante un jurado. De hecho, es parte de la competición. Este año era el tema era el ciclo humano del agua.
Por otra parte, la Escuela Universitaria Salesiana de Sarrià (EUSS) organiza desde hace 6 años uno de los torneos clasificatorios de Barcelona de la First Lego League, y desde el año pasado se hace en Sarrià. El torneo del reto Hydro Dynamics en la EUSS será el fin de semana del 17 y 18 de febrero. Más info en www.euss.cat/fll