Más de medio centenar de alumnos se desplazaron hasta el aeropuerto de Tenerife Norte para ofrecerle una cálida acogida tras su llegada procedente de Madrid. Entre los gestos de familia de este primer momento destacaron los cantos a Don Bosco, las palabras de bienvenida y la entrega de diferentes obsequios entre los que destacaron un ramo de flores típicas de la tierra, la medalla de la Virgen de la Candelaria y una manta esperancera del traje tradicional.
Tras el recibimiento de la comitiva se desplazó a la casa de La Cuesta donde tuvo un saludo con la comunidad salesiana para, posteriormente, tener un encuentro juvenil en el patio del centro educativo que estuvo amenizado por cantos, bailes y las palabras de agradecimiento por los más de 1100 alumnos de las diferentes etapas.
Tras la emoción inicial el Rector Mayor pudo dirigir unas cariñosas palabras tras explicar que venía desde Italia para hacer realidad el recuerdo del santo de los jóvenes. “Don Bosco decía: cuidad a los jóvenes de todo el mundo”, explicaba sobre el sentido de la misión salesiana.
“En los últimos 7 años he tenido la ocasión de visitar 118 naciones donde están los salesianos y compartir mi tiempo con jóvenes de todas las culturas. Una de las cosas que me gusta pensar es que en lugar en el que estoy, si Don Bosco en carne y hueso apareciera, qué os diría. Yo estoy convencido de que sería: ‘mis queridos jóvenes estoy muy contento de conoceros’. Todos nosotros, educadores y hermanos salesianos, confiamos en ustedes. Creemos en los jóvenes. Y Don Bosco también os diría: ‘os queremos’. Como educadores nos importan y queremos el bien de cada uno de ustedes”, compartía con la alegría del público reflejada en el ambiente. “Aprovechad la oportunidad de estar en una casa salesiana. Al terminar vuestro tiempo aquí os llevaréis en una mochila invisible cargada de tantísimas cosas. Llenaos siempre de lo mejor”, añadía.
Sus últimas palabras estuvieron dirigidas a todas las personas que tenían una misión fundamental en esta casa. “Este mensaje es para vosotros en nombre de los jóvenes. En nombre de Don Bosco, gracias por este sueño que estamos haciendo realidad juntos”, concluía para hacer una última petición. “Tenemos que convertir este lugar en otro Valdocco para que todos los jóvenes se sientan en casa, se sientan queridos, se sientan escuchados. Estoy convencido de que es así, pero esa es la gran diferencia que distingue a cada casa salesiana de cualquier otro rincón”, animaba a los presentes.
En la conclusión dejó un desafiío. “Persigan siempre sus sueños. Como Don Bosco quería: “Sean felices, aquí y en la eternidad”; finalizaba entre una sonora ovación.
Tras la sesión fotográfica con el alumnado el encuentro con el obispo de la Diócesis Nivariense, Mons. Bernardo Álvarez Alonso, y las autoridades civiles, para finalizar con la bendición de un azulejo conmemorativo ubicado junto a los que recuerdan el paso de los diferentes rectores mayores por la presencia salesiana.
Durante la tarde se desarrolló un diálogo entre la Comunidad Educativo Pastoral de La Cuesta con el propio Rector Mayor en el que desearon que durante esta visita se hiciera realidad el lema #BienvenidoACasa y se sintiera dentro de un verdadero hogar.
Francisco Ruiz, director salesiano de la obra, recordó la importancia de esta visita y el valor de la figura del Rector Mayor en la Congregación Salesiana, como título del máximo superior para la Familia Salesiana. El primer rector mayor de los salesianos fue Don Bosco, considerado como tal desde 1874, año en el cual se aprobaron las Constituciones Salesianas, hasta su fallecimiento en 1888. Desde entonces los Salesianos han elegido en sus Asambleas generales, conocidas como Capítulos, a diez sucesores de Don Bosco siendo el primero Miguel Rúa (R.M. 1888 – 1910) y el actual Ángel Fernández Artime (R.M. desde 2014). Siguiendo la tradición italiana de anteceder al nombre del sacerdote la palabra Don («Padre»), los salesianos tienen la costumbre de anteceder dicha palabra al nombre de sus rectores mayores (Don Rua, Don Albera, Don Chávez…). En la actualidad, el rector mayor de los salesianos es elegido cada seis años y puede ser reiterado para un siguiente sexenio, como fue el caso de don Ángel.
“En nombre de Don Bosco os doy las gracias por lo que vamos haciendo juntos. Dando cada uno lo mejor que tenemos, haciendo de cada espacio educativo una verdadera obra para llegar hasta los más desfavorecidos y los descartados por la sociedad para darles una oportunidad. Todo lo que estáis haciendo tiene un valor excepcional”, agradecía para responder posteriormente a las cuestiones planteadas por los diferentes ambientes de la casa sobre temas como el Primer Anuncio, palabras de ánimo para los jóvenes que se plantean su vocación, la presencia animadora en el Centro Juvenil, el papel de los educadores en el día a día o el sentido de la Familia Salesiana en las obras sin comunidad.
Para cerrar la jornada se celebró la Eucaristía en la parroquia Ntra. Sra. de Candelaria, donde tuvo unas palabras de reconocimiento para toda la Familia Salesiana. “Es de bien nacidos el ser agradecidos”, comenzaba en su homilía.
“En mi día a día piso el patio que pisaba Don Bosco, el lugar en el que jugaba con los chicos de Valdocco, la primera iglesia y su capilla, el comedor… Todo eso está ahí y siempre hay un sentimiento que me embarga al recordarlo. Qué cierto es que cuando algo viene de Dios permanece en el tiempo. Lo humano igual que viene pues se va, pero cuando algo viene de Dios siempre permanece y perdura en el tiempo. Quién le iba a decir a Don Bosco que su legado iba a estar en un lugar tan bello como Tenerife”, añadía.
También quiso dejar un regalo profundo que permaneciera como recordatorio de esta visita. “Don Bosco quería dejar algo que pudiera servir para el futuro. Soñó a los primeros salesianos, soñó a las Hijas de María Auxiliadora, soñó con los cooperadores y los grupos de la Familia Salesiana, soñó con aquellos primeros jóvenes a los que le pedía ayuda y así fue creciendo poco a poco. La vida de Don Bosco pasó y, después de vivir durante 71 años, hizo mucho. Hoy Don Bosco está en Dios. Hoy tantos educadores y miembros de la Familia Salesiana, ahí donde estamos en cada realidad o ambiente, somos la continuación de esos brazos de Don Bosco, de esa mirada, de esas palabras al oído y de esa alegría al llegar a una casa salesiana. Ese es el gran milagro cuando un carisma viene sostenido por Dios”, explicaba para agradecer todo lo compartido durante una jornada que se cerró con las tradicionales fotos de familia y los cantos al santo de los jóvenes.
El programa del 3 de mayo comenzará a las 9:00 en Taco con la visita a la sede de la Fundación Don Bosco Salesianos Social y continuará a partir de las 11:30 en Salesianos La Orotava.