En una ocasión Jesús dijo a sus discípulos: -Tened encendidas las lámparas y estad como los que esperan a su Señor, para recibirle en cuanto llegue y llame a la puerta. Dichosos los que vigilan su venida. Y esto lo dijo porque quiere a sus amigos atentos, despiertos y espabilados, para poder acogerle cuando venga a nosotros medio escondido en quienes menos lo pensamos y donde nos parezca más imposible. Cuando estamos amodorrados no nos enteramos de nada.
Jesús,
¡que toda mi vida se resuma en escuchar tu voz!
Gracias por fortalecerme en los momentos de distracción.
Ayúdame porque quiero estar siempre vigilante,
esperándote y dedicando mi vida,
de una manera más comprometida,
para construir tu reino en mí y en los que me rodean.
Vamos a jugar

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