Evangelio Lc 10-12.17.20
Narrador: En aquel tiempo mandó Jesús a setenta y dos discípulos, delante de él, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir. Y les decía:
Jesús: La mies es abundante y los obreros pocos: rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.
Discípulo 1: Maestro ¿por qué nos mandas de dos en dos?
Jesús: ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino.
Discípulo 2: ¿Qué nos quieres decir? ¿Acaso tenemos que ir sin nada?
Jesús: Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa”.
Discípulo 1: Señor, van a pensar que somos unos aprovechados.
Jesús: No tengáis miedo. Si hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Discípulo 2: Y si no estamos a gusto en esa casa, ¿qué hacemos?
Jesús: Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa.
Discípulo 1: Maestro ¿y qué es lo que tenemos que hacer?
Jesús: Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: “Está cerca de vosotros el Reino de Dios”.
¡Poneos en camino! -dice Jesús a sus amigos-. Os envío como corderos en medio de lobos, para que seáis mensajeros de paz y bondad. En cualquier lugar que os encontréis sed amables, curad enfermos y anunciad que el Reino de Dios está cerca. Para el camino de la vida no llevéis mucho equipaje. Al contrario, vestíos de una enorme sencillez, porque si llenáis de cosas el corazón os faltará sitio, en el corazón, para las personas.
“.
Señor,
Tú que enviaste
al mundo de los hombres a tu Hijo,
no dejes que se apague en nuestras almas
la luz esplendorosa de tu Espíritu.