Jesús entró en Jerusalén montado en un burro y fue aclamado por toda la gente que le recibió diciendo: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor Dios! ¡Bendito el que viene a salvarnos! Los amigos de Jesús, de todos los tiempos y lugares, celebramos una vez al año esta fiesta del domingo de Ramos y nos preparamos para vivir con él la semana más importante de los amigos de Jesús, que se llama Semana Santa.
Señor,
vienes, y me necesitas,
Ayúdame a ser
dócil como el borrico
que te acogió sobre él;
disponible como la piedra
que espera tu mano
para gritar su alegría;
esperanzado como el corazón
que se desborda
cuando siente el amor cercano.
Vienes y todo se trastoca,
todo despierta y acoge vida.
Y yo quiero poner también
a tus pies el manto de mi vida,
el grito de mi garganta,
el paso de mi andadura,
la esperanza de mi misterio unido en el tuyo,
el de tu cruz y el de tu gloria.
Vamos a jugar

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