Un hombre se acercó a Jesús para pedirle opinión sobre cuál era el mandato más importante de la Ley de Moisés que debían cumplir todos los buenos judíos. Muchos creían que era descansar el sábado, como día especial dedicado a Yahvé Dios. Y Jesús le respondió: “Ama a Dios con todo tu corazón y al prójimo como a ti mismo. Eso es lo que Dios desea, y es lo más importante en la vida de un buen judío”.
Señor de todo amor,
cuando salga por la puerta, enséñame a mi prójimo.
Mientras miro por la ventana, muéstrame a mi prójimo.
Mientras rezo, muéstrame a mi prójimo.
Muéstrame a mi prójimo.
Y luego déjame amarlos
en su alegría y en sus penas,
déjame amarlos
Con todo el amor como el que tú me amas.
Miro hacia arriba ahora, Señor.
Muéstrame a mi prójimo.
Vamos a jugar

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