NARRADOR: En aquel tiempo, Jesús se fue al otro lado del mar de Galilea. Le seguía mucha gente, pues habían visto los signos que realizaba en los enfermos.
Jesús subió al monte y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la cena de Pascua, la fiesta de los judíos. Entonces Jesús, alzando los ojos y viendo que una gran multitud venía hacia Él, dijo a Felipe:
JESÚS: ¿Con qué compraremos pan para que coman todos?
NARRADOR: Decía esto para ponerlo a prueba, porque Él sabía lo que iba a hacer.
FELIPE: Con doscientos denarios de pan no tendremos suficiente para que cada uno reciba un pedazo.
ANDRÉS: Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados; pero ¿qué es esto para tantos?
JESÚS: Decid a la gente que se siente en el suelo.
NARRADOR: Había mucha hierba en aquel lugar. Así que se sentaron, Eran unos cinco mil hombres. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió.
JESÚS: Te doy gracias Padre por todo lo que nos das.
¡Felipe, Andrés, repartid el pan entre todos!
NARRADOR: Lo mismo hizo con los pescados, dándoles a todos lo que querían. Cuando se saciaron, dijo a sus discípulos:
JESÚS: Recoged los pedazos que sobran, que ningún trozo se desperdicie.
DISCÍPULOS: Maestro, hemos llenado doce cestas con los trozos de los cinco panes de cebada que han sobrado a los que han comido.
GENTE: Verdaderamente este es el Profeta que había de venir al mundo.
Queremos que seas nuestro rey.
NARRADOR: Jesús, dándose cuenta de que iban a venir y llevárselo por la fuerza para hacerle rey, se retiró otra vez a la montaña Él solo.
lma.
pero nosotros no lo entendimos y
todavía no lo hemos entendido.
Muchas veces queremos ir a la nuestra.
Somos egoístas y los demás nos molestan.
Somos creídos y orgullosos y los demás nos sobran.
Somos individualistas y nos gusta ir solos.
Hoy te pedimos que nos ayudes a vivir unidos,
a saber contar con el otro, a no hacer las cosas solos y
a compartirlo todo.