NARRADOR: En aquel tiempo, Jesús se dirigió a su ciudad y los seguían sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada
PERSONA 1: ¿De dónde saca todo eso?
PERSONA 2: ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada?
PERSONA 3: ¿Y esos milagros que realizan sus manos?
PERSONA 4: No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón?
PERSONA 5: Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?
NARRADOR: Y se escandalizaban a cuenta de él. Les decía.
JESÚS: No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa.
NARRADOR: No pudo hacer allí ningún milagro, solo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se admiraba de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.
no deja salir mis buenos deseos y
no me deja dar cada vez más amor;
debo comprender y aceptar las cosas buenas y malas,
mías y de las otras personas, llevar bien que mis amigos
puedan hacer las cosas mejor que yo
para que en mí crezca el amor y Tú estés presente.