Jesús explicaba lo que quería que entendiéramos muy bien con ejemplos, para que lo entendiese la gente. Así les decía: El Reino de los cielos es como una semilla muy pequeña, que cuando germina y crece se hace una mata muy grande. Pues lo mismo pasa con la fe, si se cuida, crece y crece, y se hace grande.
Señor, te doy gracias por las cosas,
por los momentos que viví
y no supe cómo fue, pero sucedió
y me ayudaron a madurar.
Gracias por esas cosas buenas
que sembraste en mi corazón,
y que me dan alegría cuando
soy capaz de extender la mano para ayudar,
para acompañar a quien pasa a mi lado.
Saca de mi corazón aquellas cosas
que no son buenas,
que me limitan y obstaculizan mi entrega.
Señor, te veo, te escucho,
gracias por tu misericordia.
Hoy, una vez más te digo:
quiero seguirte.
Vamos a jugar

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