EPN | CICLO B – X DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO

3 junio 2024

Mc 3, 20-35

Jesús estaba un día rodeado de gente. Llegaron fuera su madre y sus hermanos. En la época de Jesús se llamaba hermanos a todos los primos y la familia cercana. Como había mucha gente dentro de la casa, ellos avisaron para que Jesús saliese.

Pero cuando un amigo le dijo a Jesús “Oye, sal corriendo que están fuera tu madre y tus hermanos”, Jesús contestó:

“¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?” Todos le miraban un poco sorprendidos, porque pensaban: pues hombre, María y el resto de la familia, ¿no?

Pero Jesús les dijo: “Mirad, mi madre y mis hermanos son cualquiera que cumpla la voluntad de Dios. Ese es mi hermano, y mi hermana y mi madre”. Y con eso, lo que les quería decir es que hacer lo que Dios quiere es más importante incluso que la propia familia.

Un día los fariseos discutían con Jesús y le decían que hacía sus milagros y curaba a los endemoniados con el poder de Belcebú. Jesús les contestó: – Eso es imposible, pues si Belcebú luchara contra su propio reino, acabaría desapareciendo. Y además sabed una cosa: todos los pecados se pueden perdonar, pero pensar eso de mí, es pensar que poseo el espíritu del Diablo y no el Espíritu de Dios, y este pecado es tan grande que no se puede perdonar.
¡Que se haga tu voluntad, Señor! En mi familia y mis amigos…
¡Que se haga tu voluntad, Señor! En tantas personas que no conozco…
¡Que se haga tu voluntad, Señor! En mi colegio y en mis estudios…
¡Que se haga tu voluntad, Señor! En mis juegos y mis sueños…
¡Que se haga tu voluntad, Señor! En el campo y en la ciudad…
¡Que se haga tu voluntad, Señor! En cada momento y en cada rincón.
Vamos a jugar
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