Jesús: Amigos, hoy también debo deciros algo importante. Debéis poner mucha atención.
Discípulo 1: Maestro ¿qué es lo que tienes que decirnos?
Jesús: Muchas veces os he hablado del amor del Padre y os he contado parábolas para que comprendáis mejor lo grande que es ese amor.
Discípulo 2: Sabemos que el Padre nos quiere siempre, aunque a veces no somos muy buenos.
Jesús: Pues así, con ese amor con que nos ama el Padre, os amo yo a vosotros. Permaneced en mi amor.
Discípulo 1: Maestro, sabes que te queremos ¿cómo te lo podemos demostrar?
Jesús: Sólo si guardáis mis mandamientos permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Discípulo 2: Jesús, eso es un poco difícil de cumplir; tú eres muy valiente, pero nosotros…
Jesús: Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría será inmensa. No debéis tener miedo.
Discípulo 1: Si estás a nuestro lado, ¡todo será más fácil!
Discípulo 2: Entonces, ¿qué debemos hacer?, ¿qué nos mandas?
Jesús: Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Discípulo 1:¡Eso es muy fácil, todos somos amigos!
Jesús:¿Sois capaces de dar la vida por uno de tus amigos?
Discípulos: ¡Hombre, Jesús, no te pases!
Jesús:¿Pues escuchad bien: Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. ¿Vosotros sois mis amigos?
Jesús:¡Claro! ¡Desde luego!
Discípulos:¡Tendréis que hacer lo que yo os mande!
Discípulo 2:¿Igual que si fuésemos tus siervos?
Jesús:¡No, amigos, no. Yo no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor.
Discípulos:¡Entonces… ¿cómo nos llamas?
Jesús:¡A vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
Discípulo 2:¿Sabemos que eres el mejor amigo, por eso te elegimos como Maestro.
Jesús:¡No, vosotros no me habéis elegido, he sido yo el que os ha elegido a vosotros. ¿Recordáis la parábola de la vid?
Discípulo 1: ¡Tú eres la vid y nosotros los sarmientos!
Jesús: Para eso os he destinado, para que deis fruto y vuestro fruto dure.
Discípulo 2¿No nos dejarás solos, verdad, Señor?
Jesús: No os preocupéis, todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo concederá.
Discípulo 1: Di, qué nos mandas, Jesús. Con tu ayuda y la del Padre podremos hacer… ¡cualquier cosa!
Jesús: No os mando más que esto: amaos los unos a los otros.
perdón por las cosas que he hecho mal:
dar patadas,
hacer enfadar a los monitores,
enfadarme con mis amigos,
Gracias, por las cosas bien hechas:
ayudar un compañero,
dejar mi material ordenado en su lugar,
ayudar a los demás,
dejar jugar a todos.
Padre, haz que cada día las cosas vayan mejor.
Ayúdame a comprender a los demás
y dame la fuerza de amar.
Ayúdame a superar mis equivocaciones.