NARRADOR: Hoy os contaré como Jesús hecho a los que vendían en el templo.
NIÑO 1: ¿Como los echó? ¿Habló con ellos?
NARRADOR: Escuchad. Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes.
Les tiró las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:
JESÚS: Quitad esto de aquí: no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.
NARRADOR: Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora». Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron:
JUDIOS: ¿Por qué haces esto?
JESÚS: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.
JUDIOS: Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?
NIÑO 2: ¿Cómo iba a hacer eso?
NARRADOR: Pero él hablaba del templo de su cuerpo.
NIÑO 1: Ya entiendo, él no decía un edificio, si no el. Él está con nosotros y no necesita edificios.
NARRADOR: Y cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y creyeron a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús. Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús no se confiaba a ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.
porque hago un mercado de la casa del Padre…
cuando voy a Dios solo cuando lo necesito,
viviendo una fe de teoría y no de vida,
no haciendo vida en tu palabra.
Ayúdame a encontrarte en la Oración.