NARRADOR: En aquel tiempo dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los senadores del pueblo:
JESÚS: Oíd otra parábola: Un hacendado plantó una viña, la cercó con una valla, cavó en ella un lagar, edificó una torre para guardarla, la arrendó a unos viñadores y se fue de viaje
NIÑO 1: Sigue explicándonos la parábola, a ver qué nos quieres contar hoy.
JESÚS: Cuando llegó el tiempo de la vendimia, mandó sus criados a los viñadores para recibir su parte. Pero los viñadores agarraron a los criados, y a uno le pegaron, a otro lo mataron y a otro lo apedrearon.
NIÑO 2: Qué malos. Después que les alquila la viña, matan a los criados de ese amo que era bueno.
JESÚS: Mandó de nuevo otros criados, más que antes, e hicieron con ellos lo mismo.
NIÑO 1: Yo iría a la policía y que les llevasen a la cárcel.
JESÚS: Finalmente les mandó a su hijo diciendo: Respetarán a mi hijo.
NIÑO 2: Y qué les hizo el hijo… ¿Fue con la policía?, ¿se vengó de ellos?…
JESÚS: Noooo… Pero los viñadores, al ver al hijo, se dijeron: Éste es el heredero. Matémoslo y nos quedaremos con su herencia. Lo agarraron, lo echaron fuera de la viña y lo mataron.
NARRADOR: Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con los labradores?
NIÑOS: Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros viñadores que le paguen los frutos a su tiempo.
NARRADOR: Y Jesús les dice:
JESÚS: ¿No habéis leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido; esto ha sido obra del Señor, una maravilla a nuestros ojos?
NIÑO 1: Y eso ¿qué quiere decir?
JESÚS: Pues bien, os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios para dárselo a un pueblo que pague sus frutos.
no has encontrado el amor, ¡oh dueño de la viña y de la vida!
Nuestras manos no han dado fruto, ni nuestros corazones perdonados.
Aún así, quieres que aún seamos los herederos de tu viña,
viña amada y cuidada cada día por ti.
Cura, Señor, nuestras heridas, sana nuestros corazones rebeldes
y brillará de nuevo en nosotros tu viña.