NARRADOR: En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
JESÚS: El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña.
DISCÍPULO 1: Con la de paro que hay, estarían contentos.
NARRADOR: Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo:
PROPIETARIO: Id también vosotros a mi viña y os pagaré lo debido:
DISCÍPULO2: Qué suerte. Que más gente pudiera trabajar.
NARRADOR: Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo: Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo
PROPIETARIO: ¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?
JORNALERO: Nadie nos ha contratado.
PROPIETARIO: Id también vosotros a mi viña.
NARRADOR: Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz:
PROPIETARIO: Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros
.
NARRADOR: Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno.
Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Al recibirlo se pusieron a protestar contra el amo:
JORNALERO: Estos últimos han trabajado solo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno.
PROPIETARIO: Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quieran en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?
JESÚS: Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.
porque nos has invitado a trabajar en tu viña,
porque nos das la oportunidad de enseñar lo mejor de nosotros.
Gracias porque nos enseñas y animas a querer a los amigos
y porque nos quieres mucho sin llevarnos la cuenta
de las cosas hacemos.
Por eso te damos gracias, Señor.