Después de resucitar Jesús, se apareció a unos discípulos que iban a una aldea que se llamaba Emaús. Los discípulos al principio no le reconocieron, y Jesús se puso a hablar con ellos y, sin que se dieran cuenta, les iba explicando lo que le había ocurrido en su pasión. Cuando llegó la hora de cenar, Jesús tomo el pan, lo bendijo y se lo dio. ¡Entonces lo reconocieron! ¡Es Jesús, es Jesús! Y volvieron a Jerusalén, para contárselo a los apóstoles.
En la profundidad de nuestra noche,
la noticia de tu Resurrección nos ha deslumbrado,
Tú estás vivo
y toda vida encuentra en ti su fuente y su realización,
su sentido y su fecundidad.
Quédate con nosotros,
camina con nosotros,
danos Vida para llevar
la Buena Noticia a nuestros hermanos.
Vamos a jugar

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