Un día pasaba Jesús por donde estaba Juan el Bautista. Al verlo, Juan dijo: -¡Mirad, el hombre del que os he hablado! y continuó diciendo: -Yo testifico que Jesús es el Hijo de Dios, pues vi como el Espíritu Santo en forma de paloma se posaba encima de él.
Señor Jesucristo,
Tú eres el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo,
gracias porque me haces sentir tu amigo.
Conoces mi interior, mi fragilidad, mi debilidad, y así me muestras tu amor.
Derrama nuevamente tu Espíritu sobre nosotros,
que nos llene de energía para dar todo lo bueno en tu nombre,
y así sentir que también nos llaman “Hijos de Dios”.
Vamos a jugar
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Pinta el dibujo
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