Evangelio Mt 24, 37-44
NARRADOR: Las personas a menudo se olvidan de Dios, sus vidas se vuelven tristes, sin sentido. Ya no sueñan, ni desean lo mejor: están cansados. Y por eso Jesús decía a sus discípulos:
JESÚS: ¿Recordáis lo que pasó en tiempos de Noé?
NARRADOR: Jesús se refería a cómo había poca gente que cumpliera con su obligación. No les gustaba trabajar, ni estudiar. Eran mentirosos, ladrones, se peleaban, decían palabrotas. ¡Total, un asco de personas! Jesús insistió:
JESÚS: ¿Y qué sucedió?
APOSTOL 1: Que cuando menos lo esperaban… ¡Llegó el diluvio y se los llevó a todos!
NARRADOR: En efecto, sólo Noé y su familia se portaban como es debido; ellos eran los únicos responsables. Por eso, Jesús, les dijo a todos con energía:
JESÚS: Pues vosotros debéis hacer lo mismo.
NARRADOR: Los apóstoles empezaron a preocuparse y, uno tras otro, se preguntaron:
APOSTOL 1: ¿Es que vendrá otro diluvio?
APOSTOL 2: ¿Y hemos de estar pendientes siempre a ver si viene?
NARRADOR: Jesús, con paciencia, les aclaraba todas las cuestiones y les dijo:
JESÚS: No he dicho eso, pero debéis actuar y comportaros siempre como si llegase vuestro Señor.
NARRADOR: A los apóstoles les resultaba todo aquello muy complicado. Por eso uno se atrevió a decir:
APOSTOL 1: Maestro, ¡nos pides demasiado!
APOSTOL 2: Además… ¡Nosotros somos pequeños y te seguimos!
NARRADOR: Jesús puntualizó y dijo con energía:
JESÚS: Lo digo para todos: pequeños y mayores… ¡Estad atentos! ¡Velad!
NARRADOR: Los Apóstoles veían lo imposible que era estar siempre atentos, sin distraerse. Veían que con frecuencia se olvidaban un poco de sus obligaciones. Jesús les alertaba y decía:
JESÚS: Comprended que si supiera el dueño de la casa a qué hora llega el ladrón, vigilaría y no se dejaría robar. Así que… ¡Vigilad!
NARRADOR: Los Apóstoles vieron que Jesús hablaba bien en serio. Entendieron que no tenían más remedio que hacer lo que el Maestro mandaba: ¡Vigilar, estar despiertos! Y Jesús les aclaró:
JESÚS: Yo os digo que podéis cumplirlo, y que es la única manera para ser completamente felices.
NARRADOR: En el fondo, no es tan mala cosa lo que les pedía. Hace que te mantengas despierto. Y así aprovechas bien cada instante de tu vida. Totalmente convencidos comenzaron a proclamar todos juntos, a una, con Jesús:
APÓSTOLES: ¡Mirad! ¡Vigilad! Pues no sabéis cuándo será el momento.
Hoy Jesús nos avisa: Estad despiertos y espabilados y permaneced atentos, pues yo llegaré en cualquier momento, de repente, como pasó cuando el diluvio, que nadie se lo esperaba, y si estáis distraídos no os daréis cuenta y pasaré de largo.
Jesús,
empezamos hoy el camino hacia la Navidad.
Queremos celebrar con mucha alegría
tu venida entre nosotros.
Queremos que la fiesta de tu nacimiento
nos enseñe a quererte más,
y a amar de verdad
a todos los que están a nuestro alrededor.
Jesús, te pedimos
que sepamos vivir la Navidad que se acerca
como tú quieres que la vivamos.