Los salesianos y las Hijas de María Auxiliadora de las islas lo tenían muy claro desde principio de curso: el 175.º aniversario del inicio de la obra salesiana había que celebrarlo de un modo singular. Y qué mejor manera que plantear ya desde la programación anual un Encuentro Insular de Animadores del Movimiento Juvenil Salesiano. Estaban invitadas todas las casas salesianas de las islas: siete de las FMA y tres de los salesianos. Participaron todas, a excepción de La Orotava, La Cuesta y Tuineje (Fuerteventura).
El encuentro se desarrolló en las vísperas de la fiesta de Don Bosco, el fin de semana del 28 y 29 de enero. Los patios del colegio María Auxiliadora, de Telde, acogieron el sábado la primera parte de la cita, que se trasladó en la mañana del domingo al colegio salesiano Sagrado Corazón de Jesús, de la capital grancanaria.
Durante la mañana del sábado, el delegado inspectorial de Pastoral Juvenil, Francisco José Pérez Camacho, presentó a los animadores la Carta de Identidad del Movimiento Juvenil Salesiano en España, documento preparado por el Centro Nacional Salesiano de Pastoral Juvenil, en su última edición de enero de 2016. Los rasgos identitarios del MJS y la presentación de la Espiritualidad Juvenil Salesiana fueron presentados por el delegado y posteriormente profundizados en grupos de trabajo. La tarde se dedicó a conocer cuatro experiencias de trabajo en favor de los jóvenes según los diversos ambientes pastorales: la música y la expresión sirvieron como muestra del ambiente Oratorio-Centro Juvenil; la opción de la escuela salesiana se evidenció gracias al trabajo de la FPB en el colegio del Árbol Bonito; Cáritas y su trabajo en la Escuela de Español para Inmigrantes se hizo presente desde de la parroquia de Santa Catalina de Alejandría; y las obras sociales quedaron reflejadas en los pisos de acogida de El Polvorín y en la fundación CEMAÍN, ambos de las Hijas de María Auxiliadora.
El domingo acogió una mesa redonda en la que Francisco José Pérez y María José Silva, coordinadora inspectorial de Pastoral Juvenil de las FMA, se sometieron a las preguntas de los animadores. Una conclusión: ¡es posible vivir ciento setenta y cinco años después el espíritu oratoriano!
En la eucaristía, compartida con la comunidad parroquial de Santa Catalina, se proclamó el evangelio de la Bienaventuranzas. En la mente de todos –también del predicador– estaba la colina de I Becchi, la «colina de las bienaventuranzas juveniles», como la bautizó san Juan Pablo II en 1988. La proclamación del programa del Reino y la profesión de fe salesiana por parte de todos los animadores presentes, según el texto del Capítulo General 23 («Creemos que Dios ama a los jóvenes…»), pusieron fin a dos intensas jornadas que servían de pórtico dorado a las fiestas del que es padre, maestro y amigo de la juventud.
