Por Gemma Sabaté
Este curso el alumnado de 2º de la ESO ha empezado con ilusión el proyecto interdisciplinario científico y tecnológico de «l’Andròmina» (Cacharro), con el que han aprendido que nunca se pueden rendir, que cuando fabrican o hacen algo, se deben implementar modificaciones para optimizar y mejorar el resultado de la creación.
Al inicio se centraron en hacer aviones de papel, diferentes aviones que el alumnado probó y modificó hasta hacer el prototipo definitivo con el que se participó en una carrera para calcular la velocidad .
Tras el campeonato de aviones y las carreras, fue el momento de empezar a construir cacharros. Cada grupo hizo un primer prototipo, algunos funcionaron a la primera, pero en la mayoría hubo que hacer modificaciones o hacer otros nuevos para obtener un cacharro.
A pesar de los confinamientos, la Covid-19 no ha podido interrumpir el proyecto y todos los grupos siguieron trabajando, haciendo presentaciones y elaborando memorias técnicas de todo el proceso. El resultado final han sido 22 cacharros que funcionan con diferentes tipos de propulsión.