“El Oratorio ha sido mi segundo hogar. Don Bosco puede hacer felices a muchas personas en todo el mundo”

31 agosto 2018

 Este es un resumen del testimonio de Mariangela Branca, de 23 años, de Roma, que en colaboración con la Oficina Misionera de la Circunscripcion Salesiana de Italia Central (CPI), ha realizado un voluntariado en el oratorio salesiano de Kafroun, Siria.

"El trabajo salesiano es realmente impresionante. Ahora tenemos más espacio al aire libre entre los patios de recreo y del jardín. Cuando llegué a este sitio, a mediados de julio, realmente me pareció un pequeño paraíso, en un paisaje de montaña tranquilo, profundo y genuino.

Las actividades que animan las casas son muchas, especialmente en verano. La principal actividad es aquella que involucra a muchos niños y jóvenes durante tres días a la semana y el espectáculo final. Se ofrecen varias actividades y formación para los adultos y los niños y posteriormente se participa de una misa dominical.

Hablé con algunos animadores y me contaron cómo viven el oratorio y cómo ven la presencia de Don Bosco en este contexto. Me explicaron que es fundamental para la unión entre los niños y de los jóvenes en los pueblos de los alrededores. El área de nuestro oratorio, no se ha sido afectada directamente por la guerra pero indirectamente sí, ya que muchas veces ha faltado electricidad, agua y han aumentado desproporcionadamente los precios de los artículos de primera necesidad.

Los jóvenes y los muchachos del oratorio me hablan de este trabajo como un segundo hogar, un hogar donde se sentían protegidos incluso durante la guerra y era un lugar para olvidar los miedos y los horrores.

Esta zona, sigue siendo un lugar de paz, un refugio de muchos que, y llegaban de zonas afectadas no muy lejanas (Alepo, Homs, Damasco, Idlib…) y se se transferían temporalmente aquí. Muchos se han quedado, otros han regresado a sus ciudades de origen.

Este grupo de personas que han llegado de otras ciudades ha desestabilizado un poco la vida diaria, pero fueron bien recibidos por la pequeña población del lugar, ya que eran muy conscientes de lo que vivieron los compatriotas. Aquí se formó una verdadera ciudad: Mashta y sus alrededores. Algunos animadores dijeron que se había convertido en una “Pequeña Siria”, ya que podían conocer gente de cualquier parte del país.

El oratorio Don Bosco fue muy importante en este proceso, ya que ha pasado de acoger a unos 150 niños para dar cabida a más de 600. No fue fácil al principio, Muchos de los muchachos estaban traumatizados de lo que habían vivido y a menudo estaban nerviosos o inquietos. Realmente el trabajo de este lugar fue milagroso y sanó muchas heridas. Todos están agradecidos a Don Bosco Kafroun. Las palabras más utilizadas por todos los que conocen la obra: “El oratorio ha sido mi segundo hogar”

Un animador que se mudó de Alepo a este lugar, comentaba que se sintió bienvenido, y que encontraba impresionado por la fe y la autenticidad de la gente del lugar

Hay mucha esperanza en esta gente y en la reconstrucción que ya comenzó en muchas ciudades como Aleppo. Veo la luz de la esperanza para el futuro, aunque a veces sea un poco tímida. “Mira – me dicen – un solo hombre, Don Bosco, fue capaz de hacer felices a tantas personas en todo el mundo, ¡increíble!”"

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