Llega noviembre y con ella la festividad de Todos los Santos. Este momento del año, rodeado de costumbres y tradiciones que se practican desde hace siglos, trae de la mano el recuerdo de uno de los sucesos que protagonizó Don Bosco a finales de 1849, un año en el que gran parte de la población de Turín padecía hambre.
El milagro de las castañas, contado por José Buzzetti y confirmado por escrito por Carlos Tomatsi, uno de los primeros muchachos acogidos por Don Bosco, se traslada cada año a las presencias salesianas de la Inspectoría María Auxiliadora, que reviven la misma multiplicación en cada patio, a nivel escolar, con la Familia Salesiana y en las actividades realizadas en los distintos oratorios y centros juveniles.
Por ejemplo, las casas de Campano, Algeciras y Cádiz han vivido esta jornada con el alumnado, en un ambiente festivo del que se hace eco la prensa local.
Por su parte, Salesianos Las Palmas, convirtió el patio del colegio salesiano en una bulliciosa plaza de Turín para conmemorar este hecho extraordinario de la historia salesiana. Una recreación con personajes teatralizados que también ha podido verse en la casa de Utrera (Sevilla).
En Sant Boi y Badalona los más pequeños de la casa han podido seguir con el ejemplo y han elaborado sus propias castañas, mientras que en Andorra y La Línea de la Concepción se llenaban las manos de tinta con el “cartucho” de castañas, elaborado con papel de periódico.
En Alcoi Juan XXIII, Villena, Málaga o Córdoba, y en el CJ Tucumán 7 de Alicante o Eirené de Triana, esta fiesta ha servido en los últimos años como momento de encuentro de la Familia Salesiana, contando con la organización y la colaboración de algunos antiguos alumnos, el AMPA y animadores de la casa.
Además, en las redes sociales se ha habilitado el hashtag milagrodelascastañas para compartir cómo se celebran estos días en el año del Bicentenario.
Un testimonio vivo en distintos puntos de la Inspectoría que muestran que la Fiesta de Todos los Santos es una oportunidad para recordar con cariño la figura del santo italiano y, con las manos llenas de castañas, volver a gritar: “¡Don Bosco es un santo!".