Alumnos, educadores, personal de administración de servicio y miembros de la Familia Salesiana, entre otros, participarán en estas celebraciones en las que se les invitará a la reflexión, la conversión y la autenticidad. La ceniza bendecida es un recordatorio de lo efímero de la vida. Sirve a su vez como preparación a los signos de vida de la luz, el agua y el fuego que se emplean en la Pascua de Resurrección.
Los gestos de la Cuaresma: ayuno, limosna y oración
El tiempo de Cuaresma tiene asociada otra palabra: penitencia. Un cambio de mirada y de mentalidad que caracterizan al cristiano: la búsqueda de Dios por encima de las cosas del mundo.
El ayuno y la abstinencia son dos palabras que también marcan la Cuaresma. Las ha establecido la Iglesia en consonancia con el Evangelio y guardan sentido con la preparación del alma.
En Cuaresma se invita a los católicos a insistir en la oración, dar gracias por la mañana, pedir perdón por las posibles faltas y rogar por los más necesitados.
Así mismo, la limosna viene en ayuda del cristiano que tiene la oportunidad especial en este tiempo de dedicar su tiempo o dinero a los necesitados, compartir lo que tiene y también lo que es.
La ceniza que se usa en cada arranque de Cuaresma no es fruto de cualquier quema de objetos. La que se impone en el día de hoy en la cabeza de los católicos proviene de las palmas y ramos del Domingo de Ramos del año anterior. Por otro lado, la ceniza es un signo que recuerda cómo se vivía la Cuaresma en la Iglesia primitiva. Según la tradición, en torno a los siglos V y VI. Los primeros cristianos hacían la penitencia de forma pública con un sayal y lo solían acompañar de ceniza a partir del siglo VII.