El Árbol de Zaqueo, grupo de música cristiana, movido por la fe, la música, la justicia social y el compromiso con los desfavorecidos, con el ejemplo de Zaqueo, se sube al árbol para ver mejor a Jesús y ofrecer su música a distintas iniciativas. Una de ellas ha sido la campaña Somos Uno que en línea con los últimos años, e inspirados por el Proyecto Orgánico de la Inspectoría Salesiana María Auxiliadora, presentaba la línea de trabajo conjunto para dos cursos tras las exitosas campañas «Ven y verás» y «Primero, los últimos».
Con los temas «No estoy loco» y «Siempre sembrando» se pone la banda sonora a la recta final del curso y se ofrece una selección de recursos didácticos.
Este grupo comenzó en noviembre de 2017 su camino musical compaginado con la educación en diferentes colegios de Córdoba, Málaga y Antequera,estando muy vinculados a diferentes congregaciones religiosas (salesianos, jesuitas y religiosas de la Sagrada Familia de Villefranche). Un árbol que hunde sus raíces en la realidad juvenil y en el compromiso que ésta exige. «Nos mueve compartir la fe y la solidaridad con cualquier proyecto que haga vida el Evangelio. Por ello nos sentimos más cristianos vocacionados que músicos llamados», comparten.
«En este camino que estamos recorriendo, hemos recibido grandes regalos: compartir vida, oración y música con diversas realidades de nuestra amplia Iglesia católica; encontrar en otros músicos cristianos una familia que camina unida y se apoya para seguir creciendo», explican sobre una trayectoria que les ha permitido colaborar con la Inspectoría Salesiana María Auxiliadora con himnos pascuales para las ediciones de 2018 y 2019.
Una amplia selección de materiales para dos años cargado de retos
‘Somos Uno’ ha sido el eslogan que ha guiado los esfuerzos durante los cursos 19/20 y 20/21 junto a una amplia selección de materiales elaborados por un extenso equipo de colaboradores repartidos por toda la geografía inspectorial y acompañados desde la Delegación de Pastoral. Gracias a la web, donde también se alojaron testimonios y recursos relacionados con la imagen audiovisual de la campaña, se ofrecieron celebraciones que potenciaron la Palabra de Dios, amenizadas con cantos y gestos. Desde la celebración del inicio y final de curso hasta la Eucaristía por la festividad de Don Bosco o María Auxiliadora, pasando por reconciliación de Adviento o Cuaresma, más de una decena de celebraciones que ayudaron a los equipos locales de Pastoral.
Además, todo este proceso pedagógico se ve acompañado por la conjugación del verbo Amar que iluminó cada bloque en el que se divide el curso, junto con un eslogan semanal. Este proceso, que camina por el «Amarme, amarte, amarlo, amarnos y amarlos», analizó las capacidades que posibilitan a cada destinatario llevar adelante el trabajo académico o las actitudes que permiten mantener buenas relaciones de amistad y con la familia. El análisis de estas realidades procuraron llevar a los destinatarios a descubrirse y valorarse como imagen y semejanza de Dios.
También estuvo disponible el plan de acción tutorial, a la luz de la experiencia positiva del curso pasado, con sesiones también válidas para grupos de fe y grupos de crecimiento humano. Por otra parte, se ofrecieron materiales complementarios como canciones, películas, cartelería, oraciones juveniles, retiros y encuentros para la Familia Salesiana o actividades para el Centro Juvenil, junto con un amplio abanico de recursos que completaron esta oferta.
Tras 24 meses profundizando junto a las comunidades y la Familia salesiana presentes en cada localidad, impulsando el sentido de unidad de cada casa salesiana a través de los órganos de animación de la misma, promoviendo iniciativas de formación conjunta entre salesianos religiosos y laicos comprometidos, y seguir creciendo en el sentido de pertenencia a una sola inspectoría, llegó el momento de encarar la recta final con la música de «El Árbol de Zaqueo» «para que todos sean uno» (Jn, 17-21).