En su breve homilía del pasado 21 de agosto, el Rector Mayor habló de aspectos como la comunidad, su familia, el servicio y el descubrimiento de su vocación.
En un primer momento se refirió a los hermanos de la Casa Generalicia: “Un gracias a mis hermanos, sus oraciones y la presencia aquí; ustedes son mis hermanos y mi comunidad (…) Muchas veces vivimos tantos años juntos y no conocemos la historia de los hermanos, y esto es un gran pecado que indica que algo no funciona bien”.
Y relacionado con ello, narró parte de su historia: “Doy gracias a Dios por mi familia y el origen humilde de la misma”; Don Ángel añadió además que se siente orgulloso de ser un hijo de pescador. Y comentó que debería haber sido pescador, pero que “los caminos de Dios son así, y tuve la oportunidad de conocer y estudiar con los salesianos, y fue allí donde sentí la necesidad de vivir como salesiano”.
Al final se refirió al servicio: “Soy feliz porque el Señor me ha dado grandes cosas, y no por ser Rector Mayor. Siempre he sentido la presencia de Dios, siempre he dicho que sí al Señor, no siempre convencido, pero con gran disponibilidad (…) Estoy convencido que toda nuestra vida debe ser para servir”.
