“Ha sido una experiencia inolvidable, ellos viven en condiciones precarias. Pero luego ves que lo que has ideado y construido ayuda a la gente y te sientes muy bien”, este es el testimonio de Martín Mendizabal y Jon Vicente quienes realizaron un proyecto para llevar agua a la gente que vive en el desierto.
Martín y Jon, llevaron a dos pueblos del Medio Atlas en Marruecos el proyecto que realizaron en el primer curso del Departamento de Mecatrónica del Centro Integrado de Formación Profesional Don Bosco para la extracción de agua a través de bombas con energía fotovoltaica.
Queda en la retina de los ojos la imagen de los niños riendo sin parar y mojados por el agua que sale de una manguera. “Posiblemente es la primera vez que jugaban así, con agua”, comenta Jon Artola, el profesor que les acompañó.
El origen de este proyecto solidario parte de Madrid con destino a Marruecos. Detectaron que en la región de Er-Rachidia había una gran necesidad, la extracción de agua. Aunque existen pozos, la forma empleada para conseguir agua es a través un sistema de poleas y cubos.
Entonces fue cuando surgió la posibilidad de compaginar formación y solidaridad. Diseñaron una bomba de agua para dos poblaciones marroquíes: Taz-Nat y Ait-Innou. Varias empresas entraron de forma desinteresada.
El primer destino fue Taz-Nat, un pueblo con quinientos habitantes, sin luz ni agua corriente. “Nos impresionó su forma de vida. Lo que aquí en España consigues en un minuto, ahí tardabas horas e incluso días”. La instalación de la segunda bomba en Ait-Innou parecía más sencilla, pero fue más difícil.
Vicente y Mendizabal salieron muy impresionados de esa experiencia. “La gente es muy agradecida. Son gente muy pobre pero nos dieron de comer en sus casas y nos daban las gracias”. Recuerdan que “cuando terminamos la instalación era ya de noche. Al día siguiente nos encontramos delante de la caseta del pozo con una cola de mujeres con sus cubos esperando su turno para abrir el grifo”.
Martín Mendizabal ha explicado que “cuando nos propusieron la idea de hacer algo por esos pueblos me gustó y me propuse sacar el proyecto”. Don Bosco no solo llevó agua al desierto, sino cambió la vida de muchas personas.