Durante los días 8 y 9 de febrero en la ciudad del Vaticano se desarrolló una de las actividades más significativas del Jubileo de la Misericordia. El Papa Francisco nombró 1142 misioneros en todo el mundo, de los cuales 726 sacerdotes llegaron a Roma para un encuentro con el Papa y ser enviados a todo el mundo como “misioneros de la misericordia”.
Durante la celebración del miércoles de ceniza los Misioneros de la Misericordia concelebraron con el Santo Padre y en tal ocasión recibieron el mandato junto con la facultad de absolver los pecados reservados a la Santa Sede. Esta potestad la tendrán durante todo el año de jubilar.
Entre los sacerdotes convocados se encuentró el salesiano Albert Sabbe, de origen belga, que durante este año tendrá la misión de ser “Signo vivo de la Misericordia del padre”. Albert pertenece a la inspectoría de Bélgica Norte (BEN) y estuvo durante más de 30 años trabajando como misionero en África, República del Congo. “Mi obispo me pidió que aceptara este encargo del Papa Francisco junto a otros cuatro sacerdotes de nuestra diócesis en Belgica, yo me sentí muy conmovido por esta petición de Mons. Luc Van Looy, sólo dos días después del nombramiento lo comenté con mi comunidad y que durante este año realizaría este ministerio de misericordia.”, explicaba sobre cómo fue convocado para dicho encargo.
Debido a problemas de salud Albert regresó a su inspectoría desde Kinshasa y estos últimos 6 años ha ejercido su ministerio sacerdotal como capellán de un hospital estatal en la ciudad de Sint-Denijs-Westrem. Además, durante 6 semanas cada año se traslada a Lourdes para confesar peregrinos, esto ha sido para él regalo de Dios. “Cuando alguien viene a pedir que lo confiese siento la responsabilidad de llevar el perdón a Dios a las personas, confieso a mucha gente cuando estoy en Lourdes y percibo la enorme alegría de las personas de sentirse amadas por Dios”, explica.
“Por desgracia, – comenta – sobre todo en Europa del norte la gente ya no se confiesa y la gente siente mucha dificultad de contar a otro sus pecados, allí veo la causa de la tristeza profunda de mucha gente”.
Como salesiano, siente la cercanía especial a Don Bosco que veía en el sacramento de la confesión un camino seguro de santidad para los jóvenes. Confesar me hace muy feliz.“Estoy convencido que cuando una persona se viene a confesar y busca la misericordia de Dios viene acompañado por la Virgen y siempre, al final de la confesión cuando doy la penitencia, le pido a las personas que primero recen un ave María para agradecer este regalo que ella les ha hecho al acercarlos a este sacramento”.
Son 1142 los sacerdotes que han recibido el ministerio de ser “Misioneros de la Misericordia”, muchos provienen de países lejanos: Birmania, Líbano, China, Corea del Sur, Tanzania, Emiratos Árabes, Israel, Burundi, Vietnam, Zimbawe, Timor Este, Indonesia, Egipto. Además entre ellos hay sacerdotes de rito oriental.