Durante los días 16 y 17 de marzo tuvo lugar el ‘Fin de Semana Formativo’ del Movimiento Juvenil Salesiano (MJS) de la zona de Cataluña, organizado desde los servicios técnicos de la Federación de Centros Juveniles Don Bosco de Cataluña.
El encuentro fue acogido por los Salesianos de Terrassa y el Cejota’st, centro juvenil local, que ejercieron de anfitriones. Animadores del Itinerario de Educación en la Fe (IEF), de Centros Juveniles, Grupos de Teatro, ONGD Bosco Global y parroquias pudieron disfrutar de un fin de semana para formarse en diferentes temas relacionados con el día a día en nuestras presencias.
El sábado por la mañana estuvo dedicado a la formación del MJS en la que pudieron profundizar en los siete rasgos de la Espiritualidad Juvenil Salesiana. El sábado por la tarde empezó el primer bloque de formación en el que cada participante eligió en qué quería formarse. Después de la cena fue el momento de la velada y la buena noche.
El domingo tuvo lugar el segundo bloque de formación y por último la eucaristía.
“En definitiva, un fin de semana para aprender y poder llegar a nuestras casas con recursos para aplicar”, concluían.
SOBRE EL MJS
Nació oficialmente en 1988, centenario de la muerte de San Juan Bosco. Sus orígenes se encuentran en el Movimento dei Oratori Giovanile Salesiano (MOGS), cuando en Italia, en la década de 1970, los jóvenes de los oratorios salesianos promovieron los primeros encuentros para compartir la experiencia de vivir el carisma salesiano. Como la participación en estos encuentros comienza a incluir no solo a jóvenes de los oratorios sino también de los diversos ambientes de los salesianos, el nombre se cambia a MJS (Movimiento Juvenil Salesiano, o MJS). En las décadas siguientes el movimiento creció y se hizo presente en las diversas obras salesianas repartidas por el mundo.
El MJS, como movimiento educativo ofrecido a todos los jóvenes para convertirlos en sujetos y protagonistas de su crecimiento humano y cristiano, con impulso misionero, capacidad de participación activa en el entorno y de inserción y apoyo a la Iglesia local, propone una espiritualidad basado en cinco núcleos:
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Espiritualidad cotidiana, un lugar donde los jóvenes reconocen la presencia de Dios y experimentan su propia realización personal.
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Espiritualidad de alegría y optimismo en la vida cotidiana, sin renunciar al compromiso y la responsabilidad.
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Espiritualidad de la amistad con el Señor Jesús, de la que nacen los motivos de esperanza en la vida.
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Espiritualidad de comunión eclesial, ámbito natural de crecimiento en la fe, a través de los sacramentos y la devoción mariana.
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Espiritualidad de servicio responsable, a través de la colaboración activa con los más desfavorecidos.