Más de 4.000 personas han fallecido ya en África Occidental por el brote de ébola más grave de la historia. “Una crisis sanitaria que ya se ha convertido en una emergencia humana”, explica Jorge Crisafulli, misionero salesiano y responsable de los países de habla inglesa de la región. “Las fronteras cerradas han hecho que no haya comercio, miles de personas han perdido sus puestos de trabajo, los precios de los alimentos cada vez más altos, colegios cerrados, falta de médicos y personal sanitario… es la realidad que vivimos día a día”, añade el misionero. “La situación se ha ido de las manos a todos, sistemas sanitarios, autoridades…”, advierte Crisafulli.
Los misioneros salesianos siguen enfrentándose al ébola en Guinea Conakry, Sierra Leona y Liberia. Acciones de sensibilización, reparto de alimentos y productos desinfectantes y atención a niños y niñas huérfanos son algunas de las tareas que realizan. “Pero, sobre todo, seguimos acompañando a la población. Seguimos a su lado y ellos nos sienten cercanos”, explican los misioneros.
A pesar de la gravedad del brote, Misiones Salesianas recuerda que cada día mueren alrededor de 10.000 personas por desnutrición en el mundo. “En 10 meses han muerto 4.000 personas por ébola, pero en esos mismos tres meses han muerto unos tres millones de personas por falta de recursos y de alimentos y nadie habla de la epidemia del hambre y de la pobreza”, alerta Ana Muñoz, portavoz de la organización.
Más de 800 millones de personas viven en la pobreza. Los esfuerzos realizados por el mundo pueden revertirse por causa de la crisis económica o de brotes como el ébola. “La pobreza está en la raíz de esta epidemia, por ello, es tan importante concienciarnos de que luchar contra la pobreza es luchar por el desarrollo mundial”, explica Muñoz.