La Basílica de San Juan Bosco de Roma se convirtió en un comedor para los más frágiles y pobres, compartiendo con ellos el almuerzo del día de San Esteban. Esta es la cita organizada en la parroquia más grande de Roma por número de habitantes. Fortalecidos por la experiencia que la Asociación La Goccia (La Gota) viene ofreciendo desde hace más de dos décadas, los voluntarios de las Parroquias de la Prefectura XX han organizado el almuerzo del 26 de diciembre teniendo como un lugar especial el templo de Don Bosco.
«Nuestra Basílica -explica el párroco, padre Roberto Colameo- quiere así reproducir el espíritu de la gruta de Belén, donde Dios se encuentra con la humanidad pobre: del lugar de la celebración litúrgica al lugar de la celebración de esa fraternidad descubierta nuevamente por la reflexión sinodal que estamos viviendo».
La parroquia Don Bosco alberga el comedor de la Prefectura XX de la Diócesis de Roma y para el almuerzo del día 26 dio la bienvenida a más de 120 personas entre voluntarios y usuarios pertenecientes a las nueve parroquias. “La iniciativa se convierte en el signo de una colaboración que se ha extendido por todo el territorio para atender las necesidades relacionadas con la pandemia y que se desarrolla en una parte mayor de territorio, que trasciende las fronteras de las parroquias individuales: realmente, la unión es fuerza”, añadió el párroco.
Maurizio Pisano, responsable de la Cáritas parroquial y miembro de La Goccia, explica: “Son personas a las que seguimos durante todo el año, que no tienen domicilio fijo, o que atraviesan graves dificultades económicas. Además del clásico bingo o tómbola navideña -continúa- todos ofrecen algo de sí mismos. Hay quien cuenta chistes, quien canta y quien juega. Estamos juntos y tenemos un día en familia».