La presencia salesiana de San Antonio Abad, en Valencia, abrió sus puertas para acoger a doscientos diez salesianos llegados desde Andorra a Tenerife y desde Menorca a Badajoz, quienes se dieron cita el 2 de mayo en la primera fiesta de la Inspectoría María Auxiliadora.
Fue un encuentro fraterno presidido por el Inspector, Cristóbal López y contó con la presencia de treinta seglares representantes de los Consejos de las Obras salesianas de Valencia y de la Familia Salesiana.
Tras los abrazos por el encuentro entre hermanos, todo el grupo se trasladó al teatro para el acto oficial que fue presentado por el Vicario del Inspector, Ángel Asurmendi.
En primer lugar dirigió un saludo a los presentes el director de la casa, Javier Sevilla, quien apoyó sus palabras de bienvenida con el comentario de fotos de los primeros tiempos de la presencia salesiana en la barriada de la calle Sagunto.
A continuación se proyectó “Arena y luz”, un espectáculo sobre la vida de Don Bosco realizado con una técnica sorprendente basada en figuras diseñadas con arena sobre una pantalla acristalada. Fue estrenado en la entrega de Premios de Literatura Infantil y Juvenil de Edebé.
El P. Inspector, Cristóbal López expresó su alegría por el hecho de participar más de la mitad de los hermanos de la inspectoría y definió la jornada como un día de fiesta, de fraternidad y de comunión. Constató que se avanza en el objetivo de construir juntos la comunidad inspectorial pues se trata de crecer juntos en sentido de pertenencia. Recordó también a los hermanos que ya culminaron su vida y gozan de la Pascua definitiva; en otro momento reconoció sentirse apoyado y comprendido y agradeció de antemano la disponibilidad en el delicado momento de la conformación de las nuevas comunidades.
Lo más entrañable del acto fue el homenaje a un buen grupo de salesianos que celebraban el aniversario de su Profesión Religiosa u Ordenación Sacerdotal y también el reconocimiento a la casa salesiana de Rocafort por sus 125 años de existencia y a las de Zaragoza y Burriana por sus 75 años.
Tras el acto académico, la foto de familia, en el patio, bajo un sol de justicia, y el disparo de una espectacular mascletà, pues no hay fiesta valenciana sin pólvora.
La Eucaristía concelebrada en la parroquia tuvo en la alegoría de la vid y los sarmientos su hilo conductor y en ella se pidió al Señor poner el acento el curso próximo en la vida comunitaria.
La comida, muy bien servida, tuvo lugar en una cancha cubierta dispuesta para la ocasión y tras esta, los participantes asistieron al concierto “Don Bosco 21. Vamos a caminar”, una serie de canciones inspiradas en su figura e interpretadas por jóvenes y músicos del Colegio Salesiano San Juan Bosco y Estudios Assisi de Valencia.
Tras el regreso de los hermanos a sus lugares de origen el P. Inspector resumió sus impresiones destacando la alegría por el encuentro de tantos hermanos salesianos, la comunión en la fe en Cristo y la vocación salesiana, el compromiso de seguir adelante con la entrega a los jóvenes y Don Bosco, que lo llena todo. “La primera fiesta inspectorial me ha llenado los pulmones de Espíritu Santo, de entusiasmo y de alegría”, sentenció.