“Todo pasa y todo queda,” con este verso de Machado utilizado por el antiguo alumno Francisco Mantecón en la acción de gracias, quedó reflejado el sentir de la Casa Salesiana de Alcalá en agradecimiento a los 107 años de permanencia de la comunidad salesiana en la localidad sevillana. Todo pasa y todo queda. “Hoy no termina nada. Queda nuestro compromiso de hacernos todos depositarios de lo sembrado.” La semilla salesiana, de los más de doscientos cincuenta salesianos que han vivido en Alcalá, ha germinado y ha tomado fuertes raíces haciendo que la impronta de Don Bosco en nuestra ciudad sea profunda y significativa. Por este motivo, la palabra “gracias” fue la más repetida durante la tarde del 10 de junio.
Fueron muchas las personas que se reunieron en torno a dicha celebración: el padre Inspector de los Salesianos, Ángel Asurmendi, miembros de su Consejo, salesianos venidos de diferentes puntos de la España salesiana y que han tenido y tienen una estrecha vinculación con la Casa por haber sido parte fundamental de su Comunidad; el clero local y Comunidades Religiosas de la ciudad; el personal del centro, miembros del Consejo de la Comunidad Educativo Pastoral, Antiguos Alumnos y las familias; representantes de la Corporación Municipal; entidades y personas de la ciudad que durante años y desinteresadamente han colaborado con la Casa en diversas actividades. En definitiva, una representación de Alcalá de Guadaíra, que mantiene vinculación con la Casa Salesiana, al Carisma Salesiano y la Obra de Don Bosco.
Antes y después de la celebración estuvo expuesto el retablo cerámico recuperado tras las obras que se realizaron a principio de los años noventa en el centro educativo enriquecido con los nombres de todos los salesianos que han formado parte de la comunidad local.
“Gracias, Comunidad Salesiana, por tanto recibido.
Gracias, Señor, por el inmenso regalo de estos ciento siete años.
Gracias, Madre, porque entre estas paredes sabemos bien que Tú lo has hecho todo.”
