¡A vivir la Pascua, que son 50 días!

12 abril 2017

La Pascua es, antes que nada, un acontecimiento: la muerte y resurrección de Jesús, el “paso” (=Pascua) de la muerte a la vida, de la esclavitud a la libertad, del odio al amor, de la mentira a la verdad…

Ese acontecimiento, centro de nuestra fe y vida cristiana, lo celebramos una vez al año: ahí tenemos el “triduo pascual”. Como es la más importante de las celebraciones cristianas, no nos basta con un día; empleamos tres: viernes santo (pasión y muerte), sábado santo (sepultura) y resurrección (domingo de Pascua). Y hacemos una celebración larga, extraordinariamente bella y a una hora insólita: la Vigilia Pascual, cuando la noche nos regala ya su oscuridad, a veces atenuada por la luz de la Luna llena que anuncia precisamente la Pascua.

Es tan importante la Pascua que la celebramos cada domingo (“Anunciamos tu muerte, proclamamos tu Resurrección”) y siempre que, en cualquier día, los cristianos nos reunimos en asamblea para celebrar la Eucaristía, o un Bautismo, o cualquier otro sacramento.

Es tan importante la Pascua que la preparamos durante 40 días (la cuaresma, tiempo por todos conocido). Y –redundo-, es tan importante la Pascua que la prolongamos durante una semana como si fuese el mismo domingo de resurrección (la octava de Pascua) y la celebramos durante… ¡cincuenta días! (la cincuentena pascual, tiempo litúrgico por muchos desconocido).

Pues sí, la Pascua, a los cristianos, nos dura siempre, y su celebración anual nos ocupa nada menos que 7 semanas de 7 días, con el broche de oro del día de Pentecostés, que significa precisamente cincuenta.

Este año los 50 días se inician el 16 de abril y concluyen el 4 de junio. Ahí dentro queda, enterito, el mes de mayo, como casi cada año.

Se me llena de gozo el corazón cuando llega el mes de mayo y, recorriendo las casas salesianas, las encuentro embanderadas de rosa y celeste, llenas de adornos y carteles, con celebraciones marianas en diversos horarios, con novenas y triduos… Nunca a un hijo le va a caer mal cualquier muestra de cariño hacia su madre…

Pero, ¡ojo! los salesianos somos “gente de Pascua”. Nuestro optimismo y alegría, nuestro espíritu de fiesta, beben de la Pascua y se nutren de la fuerza de la Resurrección de Jesús. María misma es la “mujer pascual” por excelencia, la que más y mejor vivió con Cristo su muerte y resurrección.

Así que, Familia Salesiana, ¡a vivir la Pascua, que son 50 días! Y lo hacemos con María, que viene a nuestra fiesta.
 
Cristóbal López

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