El domingo 10 de enero, fiesta del Bautismo del Señor, tuvo lugar la apertura de la Puerta Santa del Año Jubilar de la Misericordia en la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús del Tibidabo. Con asistencia de numerosos fieles, se inició la ceremonia en la escalinata frente a la Cripta, en una de cuyas puertas, se había colocado el cartel alusivo al acto.
Presidió la ceremonia el Obispo Monseñor Joan Godayol i Colom, salesiano, obispo emérito de Ayaviri en Perú. El fuerte viento hacía ondear los ornamentos e invitaba a entrar en el recinto sagrado. El obispo, después de dirigir unas palabras a los asistentes, se acercó a la puerta metálica empuñando su báculo episcopal y empujó los batientes de la misma. Los fieles penetraron en el recinto de la Cripta cantando el salmo 121: ¡Qué alegría cuando me dijeron vamos a la Casa del Señor…!
Durante la celebración eucarística, el obispo glosó la importancia de las indulgencias que se pueden recibir cumpliendo las condiciones que indica la Iglesia y que son aplicables también a los fieles difuntos en virtud de la doctrina de la Comunión de los Santos.
Tras el Altar Mayor se podía admirar la preciosa talla de marfil de Cristo crucificado, preciosa joya de arte del siglo XVII, que perteneció en su día al Templo y que se ha recuperada gracias a la generosa donación de una insigne familia de Mataró.
A las personas que preguntaban, se les respondía que no basta la asistencia a la ceremonia de apertura de la puerta sino que es necesaria cumplir las demás condiciones, entre las cuales está la de la confesión sacramental que es como la verdadera puerta por la que se accede a la remisión total de la pena merecida por nuestros pecados.
