“Cuando escuchaba hablar del Camino de Santiago me sentía frustrado por no haber podido realizarlo. Y en medio de este sentimiento nos llegó la extraordinaria noticia de que, con motivo de la prolongación del año Jacobeo, la Delegación Nacional de Pastoral Penitenciaria, con la colaboración de Instituciones Penitenciarias, quería organizar una peregrinación con todos los centros penitenciarios de España”, así relata el salesiano José González el inicio de la experiencia.
“Esta oportunidad no podía dejarla pasar, y animé a los otros capellanes de la cárcel de Jaén a apuntarnos al proyecto. Sin más empezamos a movernos y a organizar dicha peregrinación”, explicaba sobre los comienzos que no fueron para nada sencillos.
“Tengo que decir que el camino de preparación me resultó más duro que el mismo camino Francés, que fue el que finalmente hicimos. De la solicitud de permiso, la búsqueda de recursos, preparativos, selección de los internos que iban a participar, disponibilidad de funcionarios que quisieran acompañarnos… todos los obstáculos fueron venciéndose y pudimos realizar la añorada experiencia”, relata.
Esta actividad se encuadra dentro de todos los programas de reinserción que, desde la Pastoral Penitenciaria, se promueven para ayudar y fomentar el cambio personal en los reclusos y despertar la solidaridad y acogida de los mismos en la sociedad. “Junto a esto tan importante, nuestra pretensión era, principalmente, que los internos pudiesen gozar de espacios naturales y al aire libre. Cambiar la rutina y el tedio de celdas y muros de cementos por espacios abiertos y libres que potenciaran el encuentro con Dios y con ellos mismos”, añade el salesiano.
La peregrinación partió desde diferentes puntos, según la ruta que cada Centro había escogido, para encontrarse todos los participantes en el Monte del Gozo, para realizar juntos la entrada en Santiago de Compostela.
Han participado unos 110 internos de 15 Centros Penitenciarios de toda España, acompañados por capellanes, voluntarios y funcionarios de los distintos Centros. “De la prisión de Jaén hemos participado cuatro internos, dos capellanes y dos voluntarios. Escogimos “el camino Frances” con un recorrido que comenzó el día 26 de septiembre, resultando una experiencia enormemente positiva por el ambiente de sana convivencia tanto entre los del grupo como con los peregrinos que íbamos encontrando”, explica.
“El recorrido permitió poner en juego los valores del esfuerzo, la solidaridad, junto a los momentos de silencio, de interioridad, de vivencia de cercanía de los otros y de Dios y por el perdón que el Jubileo representa”, expone sobre unos días de camino con una mochila ligera que se fue cargando de vivencias.
“Un momento muy emotivo fue cuando el día uno de octubre, después de haber recorrido más de cien kilómetros, nos encontramos en el Monte del Gozo con los distintos grupos que participaban en esta peregrinación. Caras de satisfacción y llenas de experiencias que, no pudiendo callarlas, compartimos con los que nos encontrábamos en medio de júbilos y algunas lagrimillas. Teníamos necesidad de contar la riqueza y la fuerza que habíamos experimentado en el camino”, explica.
Con los pies cansados, con nudos en la garganta, con un sentimiento profundo de sentirse libres y acogidos por el dulce y melancólico sonido de la Gaita llegaron a la Plaza del Obradoiro. “A continuación, se celebró un emotivo acto en San Martín Pinario, donde fuimos recibidos por el Obispo responsable de Pastoral Penitenciaria en la Conferencia Episcopal, Fernando García Cadiñanos, y el Secretario General de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luís Ortiz González. Un interno de cada centro, nos contaron su experiencia, sus vivencias del camino y de sus vidas, resaltando las pruebas de superación y cambio que habían experimentado en su vida personal”, narra sobre la recta final de lo vivido.
El acto se completaría con un almuerzo-comida durante el que los peregrinos compartieron, además de la comida, las experiencias e impresiones de ese “gran viaje” realizado.
“Por la tarde, tras visitar la tumba del Apóstol, celebramos una solemne y emotiva Eucaristía precedida por el arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio. Dentro de esta celebración, se hizo la invocación al Apóstol, en la que se pedía la energía moral y espiritual necesaria para la redención personal, así como la apertura de la sociedad a la dura realidad de la prisión y la mayor implicación de ésta y de los poderes públicos a los caminos de reinserción social”, comparte el salesiano.
Impregnados por el olor a incienso desprendido del majestuoso Botafumeiro concluyó una experiencia maravillosa de peregrinación.