VIVIR A FONDO | CICLO A – XIV DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO

3 julio 2023

Mt 11, 25-30

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí, la encontrará. El que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, solo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa».

¿Desde dónde pretendo conocer al Padre?  ¿Dónde busco la presencia de Dios en mi vida?

Salmo 131

Señor,

no es orgulloso mi corazón

ni son altaneros mis ojos,

ni voy tras cosas grandes y extraordinarias

que están fuera de mi alcance.

Al contrario, estoy callado y tranquilo,

como un niño recién amamantado

que está en brazos de su madre.

¡Soy como un niño recién amamantado!

Israel, espera en el Señor ahora y siempre.

UNA MUJER VIP

“Padre, hoy quiero alabarte por las personas que hacen más habitable el mundo, como Muhammad Yunus, que con sus microcréditos ha hecho posible la independencia económica de millones de personas pobres, o Chema Caballero, que h sacado del infierno de la guerra a miles y miles de niños-soldado. Pero sobretodo quiero alabarte por quienes hacen habitable en mundo sin ellos hacerse notar, como Paquita Gallego. Yo mismo apenas sé quién es. Leí que habían concedido la medalla de oro al Mérito en el Trabajo a 27 amas de casa que mantienen con su trabajo voluntario un comedor que ella –fallecida en 1986- había puesto en marcha en Leganés (Madrid) allá por los años setenta. Por lo visto, en un minúsculo local de 50 metros cuadrados comen todos los días en varios turnos entre setenta y ochenta personas “sin techo”: los lunes, cocido; los martes, lentejas; los miércoles, macarrones con huevo… todo aderezado con alegría y calor humano. Quise conocer su vida y escribí “Paquita Gallego” en un buscador de Internet pero, para mi sorpresa, salieron muchas noticias sobre una telenovela colombiana titulada “Yo amo a Paquita Gallego” y ninguna sobre la Paquita Gallego que yo buscaba.

– No es extraño, hijo mío, porque vosotros tenéis una forma rarísima de valorar a las personas. Levantáis estatuas a quiénes bañan en sangre a todo un país y no dais importancia a quienes se entregan generosamente a los demás. Menos mal que después yo pongo las cosas en su sitio. Tenías que haber visto la cara de asombro que puso Paquita cuando, al llegar aquí, mi Hijo la hizo pasar por delante de muchas personas que ella creía importantísimas, diciéndole que se lo había merecido con creces porque, cuando tuvo hambre le dio de comer y además le puso un poco de alegría en su vida.”

Luís González-Carvajal. Teólogo. Revista 21