Del 16 al 22 de julio de 2022, Pablo Baltasar (Profesor de la Escuela de Animación Juvenil Pirineos de Zaragoza y animador del Centro Juvenil de Huesca), Cristina Martínez (Profesora de la Escuela de Animación Juvenil Don Bosco de Valencia y Voluntaria en la ONGD Bosco Global) y José Luis Navarro (salesiano responsable de la Animación Misionera de la Inspectoría SMX), viajaron hasta el Oriente Medio para conocer de primera mano la labor que los salesianos realizan en el Líbano en atención a niños, niñas y jóvenes de Siria, Iraq y el Líbano que residen en el país. Esta visita se enmarca dentro del proyecto Líbano que la Inspectoría María Auxiliadora (SMX) de Sevilla está preparando en colaboración con la Inspectoría del Medio Oriente (MOR). El objetivo planteado en este segundo viaje, complementario del realizado en febrero de este mismo año, fue conocer la actividad estival que se desarrolla en la casa de El Houssoum. Es uno de los puntos de colaboración que se propondrá en el proyecto Líbano, que está previsto sea presentado al consejo inspectorial el próximo mes de septiembre para su aprobación.
La noche del 15 de julio comenzaba el viaje. Tras una noche en la Procura de Misiones de Madrid; Cristina, Pablo y José Luis se dirigieron al aeropuerto Adolfo Suárez para partir desde la terminal 1 rumbo al Líbano. Aterrizando a las 16.30, hora local, en el Aeropuerto Internacional Rafic Hariri de Beirut. Allí vinieron a recibirlos Miguel Condo, misionero boliviano salesiano que pertenece a la comunidad del Líbano, y Karim, joven aspirante salesiano sirio. Tras un rato de coche, por la única autovía que existe en el país y varias carreteras de montaña llegaron a la casa salesiana de montaña de El Houssoum en el distrito del Monte Líbano en la población de Jbel, al norte de la capital. Nada más llegar pudieron saludar al resto de hermanos, don Simon Zakerian, salesiano de origen sirio y director de la comunidad, don Vittorio Pozzo, salesiano misionero italiano que lleva en el medio oriente desde 1952 y don Luciano Buratti, también misionero italiano. Para completar esta comunidad tan acogedora varios salesianos cooperadores de Siria, y un grupo de jóvenes laicos, todos ellos voluntarios misioneros de otras casas de la inspectoría MOR, que dedican parte de su verano al voluntariado internacional en esta casa. Una comunidad de verano muy acogedora, llena de vida y de jóvenes que se comunican árabe; aunque en los días de la visita el inglés, el francés y el italiano se convirtieron la mejor vía de comunicación.
La casa de El Houssoun está situada a 25 minutos de la residencia habitual de la comunidad situada en El Fidar. En verano esta casa se convierte el centro neurálgico de las actividades de tiempo libre. Es una casa muy grande con albergue juvenil y gran número de habitaciones para acoger encuentros, formaciones, etc. Rodeada de un pequeño bosque con muchos espacios exteriores. Durante el verano se traslada la comunidad salesiana a vivir allí para poder realizar tres actividades diferentes destinadas a acoger a diferentes grupos infantiles y juveniles. En ellas participan alrededor de 800 niños, niñas y jóvenes, y un total de 75 animadores y animadoras, que, junto con la comunidad salesiana, un grupo internacional de salesianos cooperadores y los jóvenes voluntarios misioneros generan un ambiente de vida precioso de vida de comunidad y de misión compartida.
Los días de verano en esta casa transcurren con normalidad. Los jóvenes voluntarios comparten a partir de las siete de la mañana la oración de la comunidad salesiana: meditación, Eucaristía y rezo de laudes. Después desayuno rápido y enseguida al patio para acoger a los niños, niñas y adolescentes que llegan. Tras un rato largo de juego libre, un momento de oración, un rato de animación y baile, seguido de un momento formativo de grupo, una actividad dirigida y concluyen con los buenos días. Desde la 8.30 que empiezan a llegar los primeros autocares hasta las 13.00 que se marchan el patio está lleno de vida. Por la tarde comida y un poco de descanso y a las 15.00 de nuevo se reúnen la comunidad de verano de El Houssoum para rezar las vísperas y bajar de nuevo al patio para recibir al segundo grupo de niños, niñas y jóvenes que llega a la actividad de la tarde. Con el mismo esquema que por la mañana pasa la tarde hasta las 20.30 momento de la cena. Por la noche encuentros de monitores, convivencias y preparación de actividades.
Distribución semanal de las actividades
Aunque todas las actividades de verano se desarrollan en la casa de El Houssoum se desarrollan en momentos diferentes. Los lunes, miércoles y viernes por la mañana la casa acoge la escuela de verano de los niños y jóvenes iraquíes cristianos atendidos mayoritariamente por animadores y animadoras de su mismo país, también ellos son refugiados. Con pequeños autobuses son recogidos en sus barrios para llevarlos a El Houssoum desde Beirut, una travesía de una hora y media que han de hacer los niños y animadores para poder participar de la actividad.
Los martes y jueves por la mañana la casa acoge a los niños y jóvenes sirios musulmanes que viven en los alrededores de El Houssoum. Aunque algunos vienen caminando también tienen el servicio de autocar que les recoger cerca de sus casas y los llevan para poder participar en la actividad. Este grupo también es atendido por los animadores y animadoras iraquíes y el grupo de voluntariado internacional.
Los martes, miércoles y jueves por la tarde es el turno de los niños, niñas y adolescentes libaneses cristianos, aunque también participan algunos musulmanes en las actividades. Los martes se dedican solo a los más pequeños, y los jueves a los mayores. La tarde de los miércoles se realiza la actividad en conjunto, pequeños y grandes. Los animadores y animadoras que atienden la actividad principalmente son del Líbano junto con el grupo de voluntariado internacional
Los sábados se dedican a la formación y evaluación de la marcha por parte del equipo de animadores y animadoras iraquíes, ya que es el único momento a la semana que pueden encontrarse para reunirse.
Una experiencia personal increíble: testimonio de Cristina y de Pablo
“He vivido estos 6 días con gran intensidad, tratando de aprovechar cada momento para conocer más de cerca la presencia Salesiana de El Líbano y toda su actividad, así como el contexto social, cultural, religioso…que lo envuelve, tan desconocido para mí hasta ahora. Ha sido emocionante sentirme como en casa, ver cómo el carisma y el ser de las y los jóvenes de Don Bosco es el mismo aun estando tan lejos. Vuelvo a casa llena de aprendizajes, reflexiones, nuevas perspectivas desde las que mirar el mundo que me rodea y un enorme agradecimiento por la gran acogida que hemos recibido. Este tipo de experiencias nos permiten compartir, enriquecernos mutuamente, alimentan nuestra fe, y motivan a seguir fortaleciendo y creciendo en nuestro trabajo por la infancia y la juventud que más lo necesita. Sin duda es el principio de un bonito proyecto del que doy gracias a Dios por poder formar parte”.
Cristina Martínez
“Para mí el viaje realizado a Líbano ha supuesto un torbellino de emociones. Desde el primer momento me he sentido en mi casa, destacando así el sentimiento y vivencia de familia Salesiana que tanto influye en nuestra manera de hacer. Una experiencia de aprendizaje espiritual y personal. Compartir oraciones, juegos, charlas y sonrisas con personas tan diversas ha generado en mí un gran crecimiento como cristiano. Don Bosco y los salesianos, gracias a su labor en Líbano, sacan sonrisas a niños y jóvenes en un lugar donde la problemática social y económica dan poco tiempo a la alegría”.
Pablo Baltasar
Vuelta a casa
El viernes viaje al aeropuerto de Beirut para volver a España. Eran las 5.00 de la mañana cuando sonaba el despertador. Las maletas preparadas para salir a las 5.30 en coche rumbo al aeropuerto. Acompañados por Miguel llegamos sobre las 6.30 a nuestro destino con las luces de la mañana inundándolo todo. Facturadas las maletas y pasados los controles pudimos embarcar en el avión rumbo a España. Como testimonia José Luis: “Agradecidos por la visita y con ganas de volver a esta tierra tan acogedora concluimos nuestro viaje separándonos en Madrid: Pablo a Huesca, Cristina a Villena y yo a Valencia. Seguimos trabajando para hacer realidad en nuestra inspectoría el Proyecto Líbano como desafío que al que nos invita el Rector Mayor en la frontera misionera de nuestra Región Mediterránea”.