Bajo el lema «¿Qué quieres que haga por ti? (Mc, 10 51) el joven salesiano llevó a cabo la profesión perpetua como signo del compromiso de decirle sí al Señor para siempre. La profesión fue el acto por este joven se comprometió con Dios a vivir conforme a la vocación a la que se le llama: ser salesiano. En una eucaristía, rezando una fórmula para ello, Javier prometió vivir en comunidad, ser obediente, pobre y casto, y dedicarse por entero a los jóvenes. Este paso se hace primero temporalmente y después de un tiempo para toda la vida. Utrera fue testigo de esta profesión perpetua, momento en que el joven salesiano se comprometió con Dios para siempre siendo uno de los momentos más importantes de la vida de un salesiano.
Durante la homilía, el Provincial Ángel Asurmendi dirigió un mensaje en el que recordó a Javi el sentido de este paso dado mediante la profesión perpetua. «Esta es la experiencia básica que sostiene nuestra fe y tu consagración hoy. En el fondo del corazón cristiano sabemos que Dios Padre está con nosotros. El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo. Está contigo. Por eso nuestra primera invocación al Espíritu debe ser el de darnos un corazón nuevo, tocado por Jesús. Hazle sitio al Espíritu», destacaba en su mensaje para agradecer posteriormente el testimonio que dejaba entre los asistentes con su compromiso. «Tú hoy nos comunicas la Esperanza como Congregación y a la Iglesia y, siguiendo al Espíritu, te comprometes a estar con Jesús con más fuerza, con las palabras y las obras, para mostrar a los jóvenes la verdadera mirada de Jesús. El Espíritu te ayudará a encontrar esa coherencia que necesitamos y que ha de existir entre lo que decimos y lo que hacemos. Es importante y fundamental, por eso, hazle un hueco al Espíritu en tu vida, llénate de él», añadía.
Esta celebración, tras la reciente ordenación de Bernabé Arjona, y las próximas ordenaciones de Jesús María Ortega y Sergi Moreno, se enmarca dentro de los actos finales del ‘Nos mueve la Esperanza’, y sirvió para dar gracias por el don de la vocación durante los distintos momentos de la ceremonia, como el rito de la profesión con la llamada al candidato, que contó con la presentación de Koldo Gutiérrez, director del teologado, el diálogo sobre el compromiso, la oración litánica, la propia profesión, con los salesianos Fernando Báñez y Ramón Ronda como testigos, la bendición solemne, la acogida del nuevo profeso y la entrega del símbolo de la profesión perpetua.
Antes de finalizar, el joven salesiano quiso dedicar unas palabras de acción de gracias con un recuerdo especial para todas las personas que han jugado un papel clave en este proceso con un recorrido por tu trayectoria vital. «Doy gracias a Dios por todas aquellas personas que habéis sido mediadoras de mi encuentro con Él. Especialmente a mi parroquia de nuestra Señora del Carmen por mostrarme que Jesús es el único que llena mi vida y a todas las personas que me acompañaron en mis primeros pasos vocacionales y de discernimiento. Tengo presentes a los hermanos que me acompañaron en Cádiz en mis inicios. De ahí pasé a Utrera, la casa Madre, aquí comenzó el sueño de Don Bosco en España, pero también dio comienzo mi sueño con los Salesianos y se inició un proceso profundo. Gracias a una comunidad que supo mostrarme este camino y al colegio que supo enseñarme el significado verdadero de una casa salesiana. Ojalá pudiera dedicar una palabra a cada uno, pero es imposible. Gracias a todos los salesianos que han sido modelos para mí de una vida salesiana auténtica», compartía recordando todas esas etapas claves en los comienzos.
«Gracias por acogerme tras el proceso del noviciado en Italia y los primeros años en Granada, donde la teoría pudo ser compaginada con la pastoral en Zaidín donde compartí la vida con tantos jóvenes. A todos los que de una manera y otra me dejaron marcado. Si Cádiz fue la semilla, Utrera la raíz, Italia y Granada el tallo. San José del Valle ha sido la flor de esta bonita planta donde he aprendido a estar cerca de tantos jóvenes con ificultades. Ojalá esta entrega sea para siempre», expresaba emocionado.
«Quisiera despedirme con unas palabras especiales para los jóvenes. Este compromiso no es simple voluntarismo. El Señor tiene mucho que decirnos a través de los jóvenes. Ojalá muchos de vosotros podáis conocer este don. Y como decía Don Bosco que seáis felices en el tiempo y en la eternidad», finalizaba.
Ángel Asurmendi ponía el cierre a este momento con unas palabras de agradecimiento al joven salesiano. «Muchas gracias a Javi, por la ilusión y las ganas, que es un soplo de aire fresco para nosotros. En nombre de la Congregación queremos agradecer a su familia por el regalo que nos han hecho a nosotros y a los jóvenes. Esto va a ser como la levadura. Va a crecer y se va a multiplicar», concluía.
Con el canto del ‘Rendidos a tus plantas’ y las tradicionales fotos de familia finalizaba la eucaristía en la que se vivió un día de fiesta y acción de gracias.
Desde la Inspectoría María Auxiliadora se comparte la alegría de la profesión perpetua de Javi Alcedo como salesiano, expresión definitiva de su deseo de vivir como religioso al estilo de Don Bosco, dando gracias a Dios que sigue llamando a sus hijos para llevar su mensaje de amor a los jóvenes, sobre todo a los más pobres.
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