La primera jornada del Capítulo Inspectorial de la Inspectoría María Auxiliadora se dedicó por completo a la escucha, estudio y comentarios del preceptivo Informe sobre el estado de la Inspectoría, que el superior de la misma presentó a los capitulares.
«La razón de todo ello es, en primer lugar, señalar la realidad y el conjunto de desafíos de una Inspectoría que quiere mirar el futuro con esperanza. Y por otra parte, me parece importante seguir las indicaciones que nos envió el Vicario del Rector Mayor a la hora de plantear los capítulos inspectoriales en las diversas inspectorías del mundo salesiano», explicaba el propio Asurmendi sobre un trabajo elaborado con su visión de la realidad, con las aportaciones de las delegaciones inspectoriales y de las comunidades. «Agradezco la participación de todos y en especial de las comunidades salesianas que han contestado con responsabilidad y profundidad».
Los ciento treinta capitulares tomaron nota de la exposición de los múltiples frentes de la vida y obra de los salesianos en todo el territorio inspectorial. Tras el estudio personal y las aportaciones de los grupos, Ángel Asurmendi, en la sesión vespertina, recogió el más de medio centenar de cuestiones planteadas. Lo hizo con un discurso directo, ante una asamblea que agradeció esta radiografía detenida, «según la percibe y la vive su Inspector».
«Dirijamos la mirada a la misión que tenemos encomendada. Es preciso que en estas circunstancias nos planteemos la vivencia y el sentido profundo de la misma en nuestra propia vida. Y que todo ello nos ayude a definir, abiertos al Espíritu, los caminos por donde hemos de seguir avanzando y peregrinando en los próximos años», concluía.
Por otra parte, Fernando Báñez, secretario del Capítulo Inspectorial, presentó como consejero para las obras de gestión seglar, el trabajo que se realiza en el acompañamiento a las casas sin comunidad y el desarrollo del documento inspectorial donde destacó el trabajo local.
Para cerrar el tiempo de presentaciones tuvo lugar la puesta en común por parte de Fernando Miranda, vicario inspectorial, de la labor realizada desde la comisión de Protección de menores y ambientes seguros para reafirmar el compromiso con la protección hacia las personas menores y vulnerables, así como la especial atención a las víctimas de abusos y sus familiares. El ámbito de trabajo de la comisión es la promoción de los valores éticos, con especial énfasis en la protección de los menores a través de la promoción de los derechos de la infancia y de la prevención de los abusos de todo tipo y la lucha contra los mismos. «El compromiso de la Congregación es tener una actitud de escucha, acogida y un encuentro personalizado con los posibles víctimas y victimarios», explicaba como coordinador de la comisión.