Evangelio Jn 14,23-29
Niño 1: Maestro, ¿qué debemos hacer nosotros que te amamos?
Jesús: Guardad mi palabra.
Niño 2: ¿Y eso por qué?
Jesús: Porque mi padre os amará y vendremos a vosotros y haremos morada dentro de vosotros.
Niño 1: ¿Y si no guardamos tu palabra? ¿Qué te decimos con eso?
Jesús: Que no me amáis.
Niño 2: ¿No te parece que lo que dices es muy fuerte?
Jesús: La Palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.
Niño 1: Algunas veces cuesta entenderte, Maestro.
Jesús: No os preocupéis, mientras esté a vuestro lado os seguiré hablando. Y cuando yo no esté, será el Espíritu Santo que enviará el Padre en mi nombre, el que os enseñe.
Niño 2: ¿Y si se nos olvida lo que nos has dicho?
Jesús: Él también os lo recordará. Amigos, la paz os dejo, mi paz os doy.
Niño 1. No será tu paz como la del mundo. Ya ves qué panorama.
Jesús: Estad tranquilos, pues mi paz no es como la del mundo.
Niño 2: No podemos evitarlo, Jesús, tenemos miedo, estamos acobardados
Jesús: ¿Por qué?
Niño 1: Porque nos has dicho que te vas.
Jesús: Sí, pero volveré pronto a vuestro lado.
Niño 2: Pero no será lo mismo, te queremos con nosotros. ¡Cómo no vamos a estar tristes si te vas!
Jesús: Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre. Porque el Padre es más que yo.
Niño 1: ¿Y por qué nos dices eso ahora?
Jesús: Para que cuando suceda, sigáis creyendo.
Si me amáis, dice Jesús a sus amigos, guardaréis mi Palabra, y mi Padre os amará. Y mi Padre y yo ocuparemos vuestro corazón, que será, también, nuestra casa, donde vivamos. Os dejo mi Paz. Os doy la Paz. Vivid en Paz.
Señor,
Señor, sembrando en nosotros
Para que sigamos creyendo siempre
que Tú estás con nosotros y para que
“no tiemble nuestro corazón ni se acobarde”