Propuesta de Lectio Divina personal (o en grupo)
XXII DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO Ciclo B (Mc 8,27-35)
ORACIÓN
Creemos que estás en medio de nosotros, Padre, y en nuestro interior;
creemos que el Espíritu de tu Hijo nos impulsa.
Te pedimos que no dejamos de estar abiertos al Espíritu,
y que sepamos escuchar sus insinuaciones.
Que venga sobre nosotros tu Espíritu
que nos ayude a conocer más a tu Hijo
a través de la Palabra que ahora escucharemos.
(B) PASOS PARA LA MEDITACIÓN
- LEE…
¿Qué dice el texto?
Atiende a todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas. Para la comprensión del texto te pueden servir los comentarios que te ofrecemos a continuación.
Texto (Mc 8,27-35)
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que soy yo?». Ellos les contestaron: «Unos, Juan el Bautista; otros, Elías, y otros, uno de los profetas». Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Tomando la palabra Pedro le dijo: «Tú eres el Mesáis». Y les conminó a que no hablaran a nadie acerca de esto. Y empezó a instruirlos: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días». Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Pero él se volvió y, mirando a los discípulos, increpó a Pedro: «¡Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!». Y llamando a la gente y a sus discípulos les dijo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque, quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?».
Comentarios:
Para los discípulos, el primer anuncio de la pasión y resurrección supone una enseñanza nueva. Jesús empezó a enseñarles la verdadera naturaleza de su mesianismo. No se trata de una simple conversación. Es una instrucción clara y autoritativa. En tal enseñanza Jesús sustituye el título de Mesías por otro más arcaico y menos cargado de connotaciones triunfalistas inmediatas. Habla del Hijo del hombre. Este es el camino que, según el designio divino, «debe» recorrer el Mesías, pero que Pedro no está dispuesto a aceptar. Lo considera como una especie de ocurrencia demoniaca que es preciso expulsar y desterrar (véase el mismo verbo en Mc 1 25; 3 12; 9 25). La actitud de Pedro le hace merecedor de una dura recriminación con una orden tajante y un calificativo severo. La orden que recibe es la de volver al puesto que le corresponde, es decir, al puesto de discípulo. Como tal, ha de seguir al Maestro (véase Mc 1 17), sin pretender adelantarse para señalar el camino. El calificativo de satanás le equipara al que actúa en contra de Dios, como «adversario» que intenta arrebatar su palabra (véase Mc 4 15). Esta recriminación hecha a Pedro, el primero en confesar la condición mesiánica de Jesús, demuestra la dificultad que entraña la comprensión de un Mesías sufriente y la necesidad que Jesús tiene de precisar que él es el Mesías, no aunque deba sufrir, sino precisamente porque debe sufrir. En el espejo de Pedro ha de mirarse cada creyente. Para todos resulta difícil aceptar aquello que no es de nuestro agrado o que desbarata nuestros sueños e ilusiones.
- MEDITA…
¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?
Sugerencias:
“No alimentemos nuestra fe con fantasías, con interpretaciones, con figuras, esto es lo que dice a Pedro. Máximo realismo y claridad”
“Si podemos con amor; con esa cruz concreta hemos de hacer el camino de nuestra fe en Jesucristo…”
– “¿Quién dices que soy yo?”
– “Tú eres el Mesías”
- CONTEMPLA Y REZA…
¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…
Sugerencias:
Dame fuerza, Señor,
para asumir la condena y el fracaso;
y lucidez para descubrirlo como un criterio
de fidelidad en mi discipulado.
- ACTÚA…
¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?
- COMPARTE…
Si la Lectio se hace en grupo, podéis compartir con sencillez lo que cada uno ha descubierto, para enriquecimiento del grupo.
- DA GRACIAS…
Puedes acabar este momento con una oración: expresa a Dios lo que has vivido, dale gracias por lo que te ha manifestado, y pide al Espíritu que te haga pasar de la Palabra a la vida.
Gracias, Padre, por lo que me has revelado con esta Palabra.
Ayúdame a progresar en el conocimiento de tu Hijo, Jesús,
y hazme dócil a la acción del Espíritu en mi vida.
Fuente Oración: Evangelio al dia 2020 Ed. CCS