EvangelioJn 6,60-69
NARRADOR: En aquel tiempo, muchos de los discípulos de Jesús dijeron.
DISCÍPULO 1: Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?
NARRADOR: Sabiendo Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo.
JESÚS: ¿Esto os escandaliza? ¿y si vierais al Hijo del hombre subir adonde estaba antes?
DISCÍPULO 2: Maestro, ¿qué quieres decirnos? ¿Se te va la cabeza?
JESÚS: El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y, con todo, hay algunos de entre vosotros que no creen.
NARRADOR: Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar.
JESÚS: Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si el Padre no se lo concede.
DISCÍPULO 3: A este hombre se le va la olla.
NARRADOR: Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con Él. Entonces Jesús les dijo a los Doce.
JESÚS: ¿También vosotros queréis marcharos?
PEDRO: Simón Pedro le contestó: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que Tú eres el Santo de Dios.
Jesús no obliga a sus amigos a estar con Él. Quien quiera irse, que se vaya. Muchos han sido sus amigos y luego le dejaron solo porque Él no tiene nada que ver con el poder, la fama, el triunfo y el dinero, y Él tampoco puede dárselo a sus amigos. En este evangelio les dice a sus mejores amigos: “Vosotros, ¿queréis marcharos también?”. Y Pedro le contestó: ¿A dónde iremos? En ti hemos encontrado ilusión y vida. Y se quedaron con él.
Jesús, quiero seguirte día a día y servirte en los demás.
No quiero irme ni quedarme atrás, quiero caminar contigo.
Ayudar a mis amigos a que te conozcan,
Ayúdame a transformar mis deseos en una hermosa realidad.